PERDIENDO EL JUICIO

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Tengo una cita con el dentista porque el dolor de muela me está volviendo loca. El doctor Carter dice que necesito una cirugía de emergencia para extraerme las muelas del juicio porque una de ellas tiene una caries enorme y las otras tres están impactadas. Tendrá que ser mañana.

Como estoy muy nerviosa al respecto, el doctor me sugiere sedación con óxido nitroso y anestésico local.

—Nola, déjame explicarte de lo que se trata. Antes de la cirugía tú respiras una mezcla de oxígeno y óxido nitroso conocido como el gas de la risa. ¿Haz oído de esto antes?

—¿Es algo que te hace actuar como si estuvieras borracho? —Ladeo la cabeza con curiosidad.

—Algo así. El óxido nitroso disminuye la velocidad de respuesta de tu cuerpo y de tu cerebro, y los efectos de la droga varían de acuerdo con la cantidad que inhales. Puedes experimentar sentimientos de euforia, relajación y calma, ataques de risa, carcajadas o incluso llanto. Actúa como un sedante analgésico. Te tranquiliza y controla el dolor permitiéndo que estés consciente y relajada.

El doctor Carter hace una pausa para tomar aire como si pretendiera seguir hablando; pero yo no quiero oír más. El lado derecho de mi mandíbula me pesa y no soporto el sabor tan desagradable que hay en mi boca.

¡Estoy de acuerdo! —respondo casi gritando—, sólo quiero que el dolor desaparezca. ¿Dónde firmo?

Me escucho segura aunque en realidad aún estoy tratando de convencerme de que soy lo suficientemente valiente como para manejar esta situación yo sola.

—Una cosa más —dice el doctor—, vas a necesitar a alguien que te lleve a casa y te cuide al menos los siguientes dos días. Después de eso, tú tendrás que limpiar la herida adecuadamente y en aproximadamente dos semanas estarás completamente recuperada. Yo te enviaré todas las instrucciones por escrito y la receta de las medicinas que debes tomar. No te preocupes, todo va a estar bien.

—Eso es fácil decirlo —murmuro.

Como mis únicos dos amigos casi no me hablan desde que llegué aquí y mis padres están trabajando, la única persona en la que puedo pensar para pedirle un favor así es Olivia.

Doy parte a Recursos Humanos y Brice, como siempre, se porta magníficamente conmigo. Coordino el trabajo pendiente en la oficina y hablo con Olivia para poder tener mi cirugía el viernes a las tres de la tarde. Mark estará de regreso en la ciudad en la noche de ese día, así que le escribo un mensaje poniéndolo al tanto de todo lo que hicimos en la oficina en los cinco días que estuvo ausente y también contándole que debo someterme a esa cirugía.

Estoy aterrada; pero no puedo aguantar el dolor por más tiempo. El día está por terminar y estando sola en esta habitación tan grande y cómoda me siento muy vulnerable. Mis amigos Luán y Fénix tienen sus propios temas de conversación y lo que a mí me pasa siempre está en segundo plano. Ellos me dicen que he cambiado y ahora parece que ya no somos compatibles. En situaciones como estas yo estaba acostumbrada a tener el soporte de mi familia; tristemente para mí, hace poco más de dos meses soy yo contra el mundo.

Abro los ojos lista para tener un día corto de trabajo y ciertamente el tiempo vuela entre correos y reuniones de última hora.

Es la una de la tarde y Olivia aparece en la oficina de Mark atrayendo la mirada de más de uno:

—Hola Nola, ¿estás lista?

—No realmente; pero no tengo otra opción —contesto visiblemente nerviosa—. Gracias por acompañarme.

—Para eso estamos las amigas, recuerdas. —Sonríe agradablemente.

Yo le devuelvo la sonrisa. Es bueno tener alguien con quien contar.

SENTIMIENTOS ESPONTÁNEOS TEA... MODonde viven las historias. Descúbrelo ahora