✧・゚𓂃 dorado.

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Jeongin y Changbin se conocieron cuando este primero vino a recogerme a la universidad, aprovechando que suspendieron sus últimas clases a causa de una pequeña inundación en una de las aulas. El primer comentario que soltó mi compañero rubio fue:

"¿Tú eres el chico del que Hyunjin nunca para de hablar? Un placer, yo soy Bin."

Luego le pegué un puñetazo en el hombro y saqué a Jeongin a rastras lo más rápido posible, antes de que mi estupendo y bocazas que tenía por mejor amigo, siguiera metiendo la pata. Menos mal que Jeongie no se asustó o incomodó por tales palabras, de hecho pareció bastante satisfecho con ellas, aunque nunca me echó en cara el tema.

Decidimos dejar las cosas en casa y salir a comer fuera, aprovechando que al día siguiente no tendríamos clase. Nos atiborramos de comida hasta que estuvimos llenos y casi arrastrándonos hasta la puerta de salida, aunque fue cruzarla y que el muy desgraciado me pidiera un helado de postre. Obviamente, igual que siempre, yo no podía negarle nada, así que puse todo mi esfuerzo en caminar hasta una heladería a casi dos calles de distancia. Fue entrar, embriagarme con aquel dulce olor que desprendía la tienda, y sentir ganas de potar. En cambio Jeongin parecía haber olvidado que habían pasado apenas diez minutos desde que nos comimos casi toda la carta del restaurante.

— ¿De verdad que no quieres uno? —insistió a la salida, con su tarrina de limón en las manos, derritiéndose y manchándose entero. Rodé los ojos y negué al tiempo que sacaba un pañuelo y limpiaba su estropicio. — Gracias —respondió sonriente, mostrándome todas sus mejillas igual de manchadas. Reí y también se las limpié.

— ¿Qué tal las clases? ¿Ya estás preparándote los exámenes? —pregunté, más que nada para hablar de algo. Sabía a ciencia cierta que Jeongin no tenía problemas con el estudio, quizás más con las asignaturas que no eran prácticas, pero nada de lo que preocuparse.

— ¡FELIX ME HA DICHO QUE SOY ADORABLE!

— ¿Quién es Felix? —pregunté con recelo.

— Mi compañero de clases. Es bajito y aunque le gusta a todas las chicas, tiene novio. Creo que por eso me habló.

— ¿Te habló porque tiene novio?

— No bobo —rió, teniéndose que relamer inmediatamente para no volverse a pringar entero con el helado. — Fue porque en mi presentación hablé de ti, y unos chicos susurraron algo por lo bajo, entonces Felix les miró y se callaron de inmediato. —Hablaba con tanto orgullo sobre su compañero, que los celos me impidieron percatar de aquella fascinante noticia, de que Jeongie les había hablado sobre mí a todos. — Fue tan genial...

— ¿Qué dijeron?

— Algo de mariposa, casi ni les escuché. Luego Felix les dijo que no quería asquerosos homófobos en su vista, toda la clase aplaudió, los chicos agacharon la cabeza y la profesora mandó silencio.

— ¿Estás seguro de que el Felix ese tiene novio? —Jeongin asintió efusivamente, casi atragantándose con el frío postre que disminuía por segundos.

— Ajá, me enseñó fotos de ellos juntos.

— ¿Y él sabe que tú tienes novio?

— ¿Tengo novio? —no supe si gritar o llorar en ese momento.

Cierto era que nunca habíamos puesto nombre a nuestra relación, pero yo di por hecho que no necesitábamos aclararlo. Nos queríamos, nos éramos fieles y compartíamos nuestras vidas. Teníamos una maldita relación y Jeongin nunca lo había considerado de esa forma.

— ¿No me consideras tu novio?

— N-no, no s-sé... no tenemos ninguna foto juntos, y-y eres m-muy genial y yo raro, y...

— Espérame aquí.

Le empujé suavemente por los hombros, haciendo que se sentara en el primer soporte de piedra que vi, y sin pensarlo dos veces eché a correr hacia la tienda más cercana, una que había cruzando la calle. Allí compré una pequeña cámara dorada de autorevelado que me costó casi la mitad de lo que llevaba en la cartera. Cuando volví, Jeongin seguía sentado, comiendo tranquilamente su helado y mirando curioso el cielo. Al verme llegar, sonrió y se puso en pie.

— ¿Qué compraste?

— Ven, acércate —le agarré de la cintura, y antes de que pudiera formular palabra, pulsé el botón de la cámara. La imagen salió a los pocos segundos, mostrando a un sorprendido y adorable Jeongin que aún tenía la cuchara del helado en la boca, y mi característica sonrisa. El castaño no tardó en agarrar la fotografía. — ¡Espérate a que se seque!

— ¡ES SÚPER GENIAL, VAMOS A HACER OTRA!

— ¿Sales conmigo?

— ¿En la foto? Claro, sino no es divertido— respondió con simpleza, terminando su helado, tirándolo a una basura y limpiándose indiferente en su sudadera, alzando inmediatamente las manos para agarrar la cámara. Negué y la aparté.

— Salir como novios Jeongin.

Y entonces sí que se detuvo. Miró la foto que nos habíamos hecho, y luego a mí, y repitió el mismo proceso varias veces hasta que se detuvo en mi rostro de la vida real, entreabriendo los labios con confusión.

— ¿Qu-quieres salir conmigo?

— Claro.

— ¿Tú? ¿Conmigo?

— Es lo que acabo de decir.

— Pe-pero, no sé, soy y-yo...

— Por eso mismo quiero ser tu novio, idiota —respondí sonriente, agarrándolo de nuevo, esta vez cogiéndolo en brazos y dejando que me rodeara con sus piernas a la cadera. — ¿Entonces qué dices?

— Gracias.

— ...

— Y sí

Y de nuevo volvió a ser él quien se adelantó, pillándome por sorpresa y uniendo nuestros labios, a la vista de toda la gente que carecía de nuestra atención, pues cada uno nos centrábamos únicamente en el otro.

— Jinnie

— ¿Qué pasa?

— ¿Ahora podemos hacernos más fotos? — le dejé en el suelo y reí, disfrutando de lo emocionado que se veía con la idea. — Mañana se las enseñaré a Felix.

— Me parece muy buena idea.

— ¿De veras?

— Ajá. Y si le dices lo mucho que me quieres, mejor que mejor.

Sonrió tímidamente y respondió lo mejor que podía haber dicho.

— Eso ya lo hago siempre.

Luego me quitó la cámara y fotografió la cara de idiota que se me quedó. Para mi desgracia, esa última foto terminó guardada en su cartera de jirafas hasta el final de los días.

colors ✦ hyuninWhere stories live. Discover now