III

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Hola, aquí les traigo un nuevo capítulo, lamento la tardanza y que no sea tan largo como los otros. Pero espero que lo disfruten.

Jinx y Jayce caminaban juntos por las calles de Piltover, mientras ella permanecía escondida en el hueco del cuello de su esposo. La pequeña niña vestía un vestido lila con lazos a juego en su cabello azul, lo que llamaba la atención de muchos transeúntes curiosos.

Jayce notó que la gente se detenía a mirarlos y se acercaba para saludarlos, pero Jinx se mantuvo callada y escondida. Finalmente, una mujer mayor se acercó a ellos con una sonrisa amable.

- Mira, mira, ¿es esa la esposa del gran Jayce Talis?- Dijo la mujer en voz alta, llamando la atención de los demás transeúntes.

Jinx se asustó al escuchar su nombre y se aferró aún más al cuello de Jayce, mientras la gente se acercaba para verla mejor.

- Tranquila, cariño. - Dijo Jayce mientras la cargaba con cuidado en su cadera. - No tienes que tener miedo. Solo quieren saludar a la esposa del Gran Jayce Talis.- Dijo medio en broma.

Jinx asintió tímidamente, pero aún así se mantuvo escondida en el cuello de su esposo, observando a la gente curiosa que los rodeaba.

Jayce sonrió a la multitud y saludó a la gente, mientras Jinx se escondía detrás de él. Finalmente, lograron llegar a su destino, donde Jinx podría sentirse más segura y cómoda.

- ¿Te sientes mejor ahora?- Preguntó Jayce con cariño.

Jinx asintió tímidamente y se aferró a su esposo con fuerza, mientras él la sostenía en brazos. Era evidente que todavía estaba nerviosa por toda la atención.

[...]

No supo que había pasado, apenas y lo había procesado.

Había salido con su esposo, y un tipo casi la empuja y le dice: "Fíjate por donde vas, inmunda basura Subterránea"

Lo siguiente que supo era que había escuchado gritos, y el tipo que la había insultado estaba en el suelo sosteniendo su brazo, que al parecer estaba roto, y también intentaba tapar su nariz con su antebrazo bueno, la cual estaba rota y sangraba bastante.

Las personas jadeaban sorprendidas y asustadas, Jinx se encontraba en una postura tensa, vio que su mano estaba hecha puño y sus nudillos estaban manchados de sangre y sentía ciertas palpitaciones.

El tipo gritaba de dolor.

- ¡Maldita, niña! - Había dicho enojado. Las personas comenzaron a acercarse alrededor de ellos sorprendidas por lo que veían, como una niña de ocho años le causó tanto daño a un adulto mucho más grande que ella.

Nuestra Unión Temprana Where stories live. Discover now