Impura

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Volvió a suspirar en su habitación en los dormitorios, lo había vuelto a hacer y se sentía tan mal como la primera vez que lo hizo. No se supone que deba buscar la satisfacción propia de manera tan desesperada y perversa.

Recapitulando la situación, Shiozaki Ibara estaba enamorada y por mucho que lo niegue era la verdad, por mucho que lo disfrace o lo justifique era la verdad.

Su enamorado no era otro que el rollo de canela de la clase A, Midoriya Izuku, o como ella lo nombra en sus fantasías, su ángel caído del cielo.

Comenzó con el pecoso defendiéndole cuando miembros de otras clases se burlaban de ella y su religión, algunos la miraban deseando ver más de la carne bajo esas prendas de vestir y claro su ángel apareció para protegerla, con eso inició.

Al principio solo le miró agradeciendo su ayuda y lentamente se volvieron amigos, claro sus reuniones sobre estudios o ayudas de entrenamiento se veían muy limitadas gracias a Monoma y su desprecio por la otra clase, así parecía que se reunía con su amor secreto a espaldas de su clase, casi parecían Romeo y julieta de esa forma.

Su enamoramiento continuó con el adorable pecoso dando halagos sin que el lo supiera y buenos momentos, el adorable e inocente pecoso le cautivó rápidamente y básicamente tejió un amor a su alrededor sin que ella se diera cuenta.

Luego de eso tuvo que pasar lo que ella considera desgracia, claro que Setsuna su amiga lo consideró la mayor de las suertes, la muy lujuriosa...

Una tarde en la que se tenía que reunir con su enamorado secreto, él no llegó y claro curiosa Ibara fue a buscarlo por las instalaciones de UA esperando que no haya sucedido nada malo, por fortuna escuchó del maestro Aizawa que solo se había puesto más loco en el entrenamiento y debería estar en la enfermería.

Cuando llegó allí miró al pecoso durmiendo plácidamente en la cama de la enfermería, se veía tan tranquilo y pacífico, su rostro era el más bello que Ibara había visto, solo remarcaba su inocencia tan encantadora de él y eso se terminaba cuando bajó su mirada del cuello...

Por un fallo en un ataque de Shoto el pecoso terminó sin camisa y con una que otra quemadura además de uno que otro hueso roto.

Y allí estaba Ibara frente al pecoso sin camisa y con vendas en sus brazos y una parte de su cuerpo, allí supo que tipo de hombre era su favorito...

El pecoso poseía más masa de la que se veía a simple vista, poseía músculos y no de los enormes como All Might, eran perfecto, ni mucho ni poco además esas heridas y las vendas solo le atraían más, ni ella sabía por qué pero le parecían más atractivas a su mirar.

Cuando entró en sí ya estaba inspeccionando con sus dedos los fuertes pectorales del pecoso el cual tenía una sonrisa pequeña porque le causaba gracia la sensación, de solo eso sintió su cara arder y se retiró rápidamente de allí, para luego ir hacia su habitación, por hoy no estaría con su ángel.

A las dos semanas pasó algo similar y es que la camisa del pecoso fue derretida en un entrenamiento conjunto dejando a la vista su perfecto cuerpo y para sumar el sudor le hacia brillar deteniendo cualquier pensamiento de Ibara en ese momento, por ello perdieron.

Esa misma noche pidió ayuda a sus amigas para quitar esos pensamientos lujuriosos que poseía, no estaba muy segura que hacer en estos casos en los que su cara se ponia como un tomate y su cuerpo se calentaba mucho, incluso sentía algo extraño en su lugar puro.

La recomendación que dieron Setsuna y Reiko fue clara para calmar sus perversiones e incluso le mostraron videos con los que calmar tal deseo insano, la primera vez que vio uno se encerró en sus propias vides y no salió de allí en un buen rato.

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