𝐇𝐨𝐮𝐬𝐞 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 • ᴅᴀɴᴄᴇ ᴍᴀᴄᴀʙʀᴇ

ᴘ ʀ ᴏ́ ʟ ᴏ ɢ ᴏ

Era el año 126 d. C. King's Landing fue azotado por una intensa tormenta como nunca se había visto antes. La marea se agito y las embarcaciones tan grandes como pequeñas eran azotadas por los fuertes vientos y la intensa lluvia impedía a los pescadores salir a alta mar. La tormenta duro casi dos días dejando estragos hasta las orillas de King's Landing, sitio donde los estragos fueron mayores y en sus orillas un inmenso bloque de resina de árbol fue arrastrado por la tormenta.

El hallazgo fue por un grupo de pescadores recogiendo sus botes en las orillas, pero no fue solo el gigantesco tamaño del bloque de ámbar lo que los había sorprendido era lo que conservaba dentro del bloque y temerosos de tocar el ámbar buscaron a la guardia del castillo. La noticia sobre el hallazgo se espacio más allá de King's Landing el rey Viserys ordeno a la guardia custodiar el bloque de ámbar en los primeros días quisieron romperlo con mazos y espadas. No hubo ni una grieta, el fuego de dragon tampoco logro derretirlo, pero cuando el fuego hizo contacto con el ámbar aparecieron marcas y una escritura en la esquina inferior.

Las escritura era antigua tanto o mas como el alto valyrio, los maesters y los eruditos no hallaban respuesta, fascinados por lo que se encontraba dentro del ámbar, conservados en perfecto estado se hallaba un inmenso dragon mas grande que Vhagar incluso aun más grande que Balerion "el terror negro", su tamaño no era lo único extraordinario sus escamas eran tan oscuras y solo en las orillas de estas y por debajo estaban manchadas por un color similar al oro. Brillan por la mas tenue luz, no podían ver sus ojos y tampoco bajo sus alas. Solo la silla de montar de su jinete. El dragon no se hallaba solo, conservada bajo al cabeza del dragon una mujer durmiente o muerta no lo sabían.

Su belleza no tenía precedentes se veía joven no más de veinte años con un cabello recogido en una coleta alta, su color era platinado tan blanco como un Targaryen, su ropa no era de una joven doncella llevaba algunas partes de armadura en los brazos hasta los codos a cada lado de sus caderas llevaba dos largas espadas. Fue el hallazgo de la enigmática mujer que el rey Viserys apresuraba la forma en sacarla del ámbar, no sabían como hacerlo, pero una semana después del descubrimiento paso lo inimaginable un terremoto creyeron algunos, pero no, era un temblor causado por el bloque de ámbar. Se abría en trozos que desaparecieron devuelta al mar, dejando al enorme dragon y a la mujer libres de su prisión. El rey fue avisado del suceso y fue el primero en acercarse al cuerpo de la mujer, muchos intentaron alejarlo, pero él avanzo hasta ella y con delicadeza paso sus dedos por la mejilla de la mujer. No respiraba o eso creyó hasta que la escucho, una fuerte inhalación de aire lleno sus pulmones y con ella le siguió el dragon que de sus fosas nasales salía el aire caliente.

Ninguno despertó, pero respiraban y ella fue llevada dentro de la Fortaleza Roja. Puesta sobre una suave cama y despojada de sus espadas asi como de sus ropas. Fueron las espadas que darían respuestas a sus preguntas y en sus fundas un emblema se encontraba. Llevaban un dragon, pero no como el escudo de la casa Targaryen era diferente con un dragon con las alas extendidas sobre su pecho la figura de un hombre con los brazos extendidos, ambos eran rodeados por destellos de lo que parecían luces y sobre la cabeza de la figura humana se encontraba un corona.

El rey Viserys ordeno la búsqueda del escudo en pergaminos o cualquier escrito que tuviera escrito su significado, ordenando también el cuidado del dragon y de la joven mujer. Ninguno despertaba, pero no parecían heridos o enfermos y la enigma de saber quiénes eran seguía latente. Paso un día desde que ella fue llevada a la Fortaleza Roja y dentro del salón del consejo se discutía que se haría con la joven mujer y el dragon. Las espadas encontradas no eran simples espadas eran de acero valyrio más oscuras que Fuegooscuro y Hermana Oscura incluso más filosas y lustrosas que ambas juntas. Ligeras y peligrosas como solo el acero valyrio más puro pudiera ser, con oro y gemas en las empuñadoras. Cada una con un diseño único y yacen sobre la mesa frente al rey.

En una de las habitaciones de la Fortaleza Roja se encontraba la joven mujer, su belleza dejaba perplejos incluso a las damas que se encargaban de su cuidado ningún hombre la toco pues el rey no quería que mancharan su pureza confiando solo en las manos de las mujeres para que cuiden de ella. Una de ellas la mas joven terminaba de cepillar el largo cabello platinado, lo admiraba tan suave que se le resbalaba de las manos y tan largo que le llegaba por las caderas. Su piel tan suave como los pétalos de las rosas de un color pálido y un ligero o casi inexistentes color rosado en las mejillas y los nudillos de sus manos.

Su cuerpo puro y perfectamente equilibrado con pechos firmes con el tamaño perfecto para su cuerpo y las curvas que llevaban hasta un trasero redondo y firme. Tenia las proporciones ideales para ser considerarla perfecta, las sirvientas que cuidaban de ella admiraban su belleza y cuidosas de no perturbar su sueño. La sirvienta que cepillaba el suave cabello no se percato del sutil movimiento de los dedos de la joven mujer, un tic luego dos y de pronto sus parpados se abrieron.

✺｡:*•.───── ﹫DᴀʀᴋɴᴇssMV ─────.•*:｡✺