El Reino Shinazugawa, una familia Real y mágica, quienes tenían poderes inusuales para proteger y defender a su pueblo. Sin embargo, una terrible tragedia ocurrirá, lo cual haría que el brillo del Reino se desvanezca, ¿Algo podrá traer de vuelta ese...
♔︎༄☾︎¿𝑌 𝑡𝑢 𝑒𝑟𝑒𝑠...?☽︎༄♕︎ _.«'•{¿Y tu eres...?}•'»._
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Pasaron 6 años de la tragedia, o como se le nombró al dia; "la caída del sol" el día en que se perdió por completo a los Reyes. El nuevo joven Rey, pasó de tener 13 años de edad a 19 años de edad, Genya fue el único hermano menor que sobrevivió, pasando de tener de 7 años de edad, a 13 años de edad, el Reino se restableció completamente, sin embargo, algo no fue igual, Sanemi cambió por completo su forma de ser, se volvió alguien muy agresivo, poco paciente, desconfiado y fácil de irritar, sin embargo, el Rey tenía un gran sentido de justicia, aparte que durante esos 6 años entrenó arduamente, fortaleció sorprendentemente su don, a tal punto que cada vez que creaba ráfagas de viento derrumbaba árboles o incluso cabañas de piedra, no dejaría que vuelva a pasar, no mientras él esté.
~En la actualidad~
Un joven albino estaba en una reunión con la Corte Real, discutiendo sobre sí expandir el territorio del Reino, últimamente las reuniones lo mantenían ocupado, estresándolo de más, haciendo que ande con un humor de poca, sin embargo, él no respondía mal a los pueblerinos, al contrario, les tenía sumo respeto.
El albino terminó la reunión, dado por entendido que enviaran a guardias a ver si podían extender el Reino, si es que no había otro Reino cerca.
Caminaba tranquilamente por los pasillos, recibiendo un "buenos días Su Majestad" por parte de las mucamas o empleados, respondiendo y devolviendo de buena pero seriamente manera el "buen día", se posó delante de una puerta de una habitación de aquel castillo, acomodo la corona que reposaba en su albina cabellera, respiró ondo y enrectó lo más que pudo su postura, tocando suavemente la puerta, sin embargo, nadie respondió.
¬{¿Ya no estará en la recamara?}¬ pensó el albino al ver que nadie respondió al tocar la puerta.
Suavemente abrió la puerta, dirigiendo su vista a la cama la cual entre las sabanas había un bulto que ligeramente se movía. Sonrió ladinamente, mientras se acercaba lentamente a la cama de aquella habitación, removiendo ligeramente las sábanas, dejando ver una brillante y sedosa cabellera negra, removió un poco más la sabana, dejando ver un rostro durmiente delicado, con una cicatriz en la mejilla, mientras respiraba levemente, su hermanito menor, su tesoro más preciado.
¬Genya...¬susurró delicadamente, moviendo ligeramente el cuerpo del menor.¬Es hora de levantarse...Genya...¬insistió con la intención de que el menor se levantará, sin embargo, al contrario, Genya soltó un quejido y nuevamente se cubrió de pies a cabeza con la sabana, haciendo suspirar al mayor.
Sanemi tomó una almohada de la cama, acomodó bien la funda de ésta, lentamente la levantó y...
¬¡YA LEVÁNTATE MOCOSO!¬dijo mientras golpeaba agresivamente al menor con la almohada, haciendo que éste de un brinco del susto, soltando un pequeño gritito.
