CAPÍTULO I

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Maldito confianzudo:

Nos detuvimos frente a la tercera puerta, del quinto piso de uno de los edificios caros del centro. En el departamento de Nick, para ser exactos.

Pues él fue quien arrojó el balón cuando me golpeó y se sentía culpable por mis moretones, los cuales obtuve al caer por las escaleras luego de quedar inconsciente.

Estando en la enfermería me pidió que me mudara con él hasta que sanaran todos los golpes y cesaran los dolores. Al principio obviamente me negué. Me resultaría incómodo vivir con un chico, que a demás lo acababa de conocer. Sería el doble de incómodo, pero él insistió e insistió, incluso habló con la señora que le renta, (MUY pesada según él) durante una hora para convencerla, pues ella no permitía parejitas. Al ver todas las molestias que se tomó no tuve otro remedio que aceptar.

—De verdad no era necesario esto —dije cuando Nick abrió la puerta.

Él suspiró y puso los ojos en blanco cansado de repetir lo mismo.

—Ya te dije que no es problema para mí que te quedes, mi compañero se fue de viaje. No tendrás molestias —entró mis maletas al lugar y cerró la puerta una vez estuvimos dentro —Me siento culpable por haber provocado tus heridas. Así que hasta que no te sanes completamente no te permitiré irte.

—Sabes que no me puedes obligar a quedarme, ¿cierto? —dije enarcando una ceja.

Él rodó los ojos, suspiró y me hizo un ademán para que lo siguiera.

Caminamos por un pequeño pasillo de unos pocos metros y llegamos a la última puerta. Al abrirla noté que era algo descolorida, y parecía no haber sido usada en unos cuantos años.

—Esta habitación no se a utilizado en bastante tiempo. Yo la limpiaré y luego puedes arreglarla a tu gusto —pensó por unos segundos y pareció darse cuenta de algo —Ya no tengo aromatizante. Créeme que sin eso olerá horrendo allá dentro. Iré al departamento de mi hermana a buscar más. Puedes darte una ducha si quieres. Tal vez me demore un poco —dijo saliendo del lugar.

Tomé su consejo y entré a la ducha. Estaba algo adolorida y cansada, me hacía falta refrescarme, lo necesitaba en serio. Me quité la ropa despacio porque cualquier movimiento que hiciera era una agonía.

Dejé que las gotas recorrieran mi piel y relajaran mis músculos poco a poco. El dolor fue cesando y unos treinta minutos después ya había terminado.

Cuando abrí la cortina recordé que no había entrado con ropa para cambiarme y la que antes traía olía a enfermería. Además ya la había tirado al cesto de la ropa sucia que había en una esquina. Entré en pánico, pero comencé a observar atentamente todo el baño y a un lado pude ver una toalla. Me envolví en la tela blanca, recé porque Nick no hubiera llegado aún y me dispuse a salir disparada a la velocidad de la luz hacia la habitación.

Al salir Nick aún no había llegado. Sin embargo seguía diciéndome el cuerpo, demasiado a decir verdad. El efecto relajante de la ducha se había esfumado. No podría correr aunque quisiera, eso era seguro. Así que terminé caminando a velocidad normal y le rogué a todo dios existente y por existir para que Nick no llegara en ese momento.

Pero mi suerte era peor que la del pato Lucas y el coyote juntos.

Justo cuando iba por la mitad del pasillo la puerta se abrió, y para mi sorpresa, no fue Nick quién se encontraba bajo el marco de esta.

D de Dylan (Tentación #1) (1er Borrador)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें