Capítulo 5

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A la mañana siguiente fui a la biblioteca, pero no había ni rastro de Luke. Intentaba no desanimarme, aunque mi corazón indicaba lo contrario; lo echaba de menos y ni siquiera habían pasado veinticuatro horas. No sabía qué me estaba pasando, pero no me podía gustar. Dejé de escuchar a mi corazón y fui a cambiarme para la comida.

Por la tarde, di un paseo por los jardines y me quedé leyendo debajo de un árbol, hasta que noté que se aproximaba una sombra.

Miré por encima del libro y Luke me estaba observando como si no quisiera interrumpir mi lectura. Seguía teniendo ese brillo en los ojos, pero lo noté más apagado. No pude contener mi curiosidad y le pregunté:

–¿Dónde ha ido? ¿Está todo bien?

–Sí, no hay de qué preocuparse –contestó disimulando ese reflejo triste que había observado antes.

Supe que no me diría más detalles, así que me levanté y me dirigí a las cuadras.

–Los establos están por el otro lado –indicó.

Intenté no parecer estúpida y se me ocurrió una respuesta convincente:

–Voy a guardar mi libro a buen recaudo y a cambiarme para el paseo, en cinco minutos estaré lista.

Me alejé y vi de reojo cómo sonreía. No sabía qué le había pasado esa mañana, pero ya volvía a ser el Luke de siempre.

🦋

Llegamos a las cuadras y había dos caballos; uno marrón café y el otro, el más hermoso, era blanco como la nieve.

Me quedé admirando al último y noté que Luke se acercaba.

–Se llama Brave –me informó–. Se la quería presentar el primer día, pues estaba convencido que haríais muy buenas migas.

–Es hermosa y el nombre es perfecto –dije acariciando su hocico.

–Le parecerá una casualidad, pero mi madre me dijo, antes de su llegada, que Brave nació justo el año que falleció su madre –explicó–. El nombre se lo puso ella.

Me quedé parada, incapaz de pensar. Yo no creo en las casualidades porque sé que todo pasa por algo, sea bueno o malo, y esto era obra del destino.

–¿De verdad? No me lo hubiera imaginado nunca, pero tiene sentido que mi madre haya pensado en ese nombre.

–Sí, yo tampoco podía creérmelo al principio –me dijo sonriendo.

–Gracias por contármelo, se lo agradezco mucho. Ahora tengo un pedazo de ella conmigo –contesté parando las lágrimas que amenazaban con salir.

Luke se encargó de ensillar a los caballos y, cuando todo estuvo listo, me propuse montar a Brave. De pronto, su mano me agarró suavemente del brazo.

–¿Me permite? No quiero que se haga daño.

Su mirada se me clavó en el corazón, se estaba preocupando por mí, pero rechacé ese pensamiento. Solo éramos amigos, hacía una semana que nos conocíamos, así que no iba a dejar que mi corazón tomara las riendas.

Asentí con la cabeza aparentando seguridad e intentando que mis mejillas no se ruborizaran de nuevo. Me sujetó suavemente la cadera y, sintiendo su respiración demasiado cerca, con un impulso, me subió al caballo.

Tuvo que hacer fuerza para levantarme, pero ni siquiera parecía cansado, nunca me había fijado que tenía esos músculos y me sorprendió mirándolo más de la cuenta. A lo que respondió con una sonrisa pícara y subió a su caballo y, como consecuencia, me sonrojé. 

MARIPOSASWhere stories live. Discover now