Capítulo 28

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Después de despedirse de Violeta, Helen y Mérida se dirigieron al comedor. Se sentaron junto con Cristofer y Marcus. Mientras desayunaban, estuvieron muy callados los cuatro.

Helen y Mérida no pensaban decir nada de lo que Violeta les había contado. Los chicos eran tan arrebatadores que podían cometer una estupidez si les contaban.

Al terminar de desayunar, se fueron cada uno a su clase. Mérida no lograba concentrarse, solamente podía pensar en Violeta, y haser preguntas en su cabeza.

¿como puede aver personas sin corazón, capaces de herir a una jovencita como Violeta? ¿quién podría ser? ¿por qué? ¿como fue que esa persona entró al instituto?

Sacudió su cabeza para eliminar esos pensamientos.

La clase había terminado y Mérida ya se iba.

-Mérida-le llamó la atención la maestra Rosa.

-Dígame-respondió Mérida sin ganas.

-Se que la situación de Violeta te aflige, pero tienes que tratar de concentrarte en clase, esto es muy importante-dijo la maestra.

-Lo intentaré-dijo Mérida dando media vuelta para retirarse.

Mérida no sentía ganas de hacer nada, se sentía afligida, vacía. Decidió ir al jardín trasero, para pensar, conectarse a las relajadas flores, aspirar el olor tan relajante que poseían.

-¡Mérida! -gritó Cristofer.

Mérida se detuvo para ver que necesitaba.

-se que no es un buen momento pero...¿podríamos hablar? -dijo Cristofer acercándose a Mérida.

-Lo siento Cristofer, pero en éste momento no tengo cabeza para platicar con nadie, necesito estar sola-dijo Mérida con gestó de disculpa.

-Comprendo, entonces hablamos luego-dijo Cristofer retirándose.

Mérida entró en el jardín y tomó asiento en una banca. Se sentía tan impune, tan indefensa.

Comenso a derramar lágrimas cuando se le vino la idea que el causante del estado de Violeta podría estar dentro del instituto, incluso podría ser uno de los aprendices, oh un maestro.

-No me gusta verde así cielo-dijo una voz masculina, acercándose a ella.

-Pues no me veas así y ya-dijo Mérida con voz ronca por llorar.

-Mérida, sabes que yo estaré siempre para ti, para lo que necesites-dijo Jack sentándose a su lado.

-Lo único que necesito es estar sola y ya-dijo Mérida viéndolo a los ojos.

-Me niego-dijo Jack negando con la cabeza.

-No tienes remedio-dijo Mérida sonriendo tristemente.

-Es increíble, hasta triste y con lágrimas en tu rostro te vez hermosa-dijo Jack, tratando de darle ánimos.

-Ya basta-dijo Mérida rodeado la cintura del chico con sus brazos y enterrando su rostro cubierto de lágrimas en el pecho de Jack, dándole un abrazo.

-Tranquila, yo estoy aquí-dijo Jack abrazandola y posando su barbilla sobre la cabeza de Mérida.

Mérida comenso a llorar descontroladamente, dando suspiros.
Necesitaba ése abrazo, ésa presencia que la hacia feliz.

Duraron unos largos minutos. Mérida seguía llorando y Jack le acariciaba el cabello.

-Ya corazón, te quedarás sin lágrimas-dijo Jack.

Mérida levantó la mirada para verlo fijamente a los ojos, mientras él le quitaba los mechones de cabello que tenía en su lindo rostro.

-Gracias-dijo Mérida con voz triste.

-No tienes que agradecerme nada, al contrario, gracias a ti-dijo Jack.

-¿a mi? ¿porque? -preguntó Mérida calmada. Por lo menos ya había dejado de llorar.

-Por existir, por darme la oportunidad de estar con tigo, por permitirme consolarte-dijo Jack.

Mérida volvió a abrazarlo. Amaba que el fuera tan comprensivo, tan atentó con ella.

-Mérida yo te amo y siempre estaré a tú lado, aunque estés enojada y no quieras estar con nadie. Eres terca, pero yo lo soy más-dijo Jack con una sonrisa.
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¡¡Amo a Jack!! Jaja
El día que un chico sea así con migo me casó con el jaja, aunque sera complicado, tal vez me quedé soltera esperando ¿no chicas? ^_-
Les agradezco con mi LOCO Y CURSI CORAZÓN, BESOS♥

LOS 5 ELEMENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora