H A T E - 嫌い

約束

Yuichiro llevaba toda la semana preguntándose la medida del dedo anular de Sasuke, observaba cuidadosamente sus manos, no quería parecer muy sospechosa.

Él la veía rara desde una semana atrás, la atrapaba mirándolo con frecuencia y eso le hacía pensar que quería algo, pero ella no se lo decía.

Y bueno, fuera de intentar averiguar las medidas de Sasuke, Yuichiro realmente quería volver a tener esa clase de contacto con él.

Había pasado tiempo luego de eso e incluso después del día donde salieron a buscar ropa juntos no sucedió nada fuera de besos.

—¿Que quieres? —cuestionó Sasuke finalmente.

Yuichiro se sobresalto ante la repentina pregunta, sonrió.

—¿De qué hablas?

—Has estado rara toda la semana ¿Necesitas algo?

No, ella no iba a preguntar directamente "¿Oye, Sasuke, cuál es la medida de tu dedo anular?"

—No, no, sólo que me gusta mirarte ¿Tienes idea de cuánto te extrañé?

Él alzó una ceja, no le creía.

Yuichiro estiró su mano para entrelazarla con la de Sasuke, disimuladamente tomó la medida con sus dedos.

¿Como no se le ocurrió antes?

—¿Sabes que? Voy a salir, vuelvo al rato.

Se levantó de la mesa con la mano extendida.

—Oye, Yuu-

—¡Al rato! —salió corriendo de la casa cerrando la puerta tras de si.

Sasuke bufó y volvió a comer.

Yuichiro corrió lo más rápido que pudo sin mover de su lugar sus dedos, ya tenía la medida.

Llegó a la tienda, entró rápidamente.

—¡Señor, ya tengo la medida! —gritó.

El hombre de edad avanzada hizo acto de aparición ante el grito de la chica, se apresuró a tomar una hoja de papel para tomar la medida que Yuichiro tenía en sus dedos.

—Oh, vaya, señorita, creí que averiguaria el número y no solo traería la medida hecha con sus dedos.

—Si, bueno, él es una persona algo rara, le gusta ser el primero en todo, así que si se lo pedía, sospecharía y se adelantaría.

El señor rió, comenzó a anotar algunas cosas.

—Es raro, pero bastante agradable ver que una señorita como usted será la primera en proponer matrimonio en lugar del hombre.

La azabache soltó una risilla, agitó su mano.

—Si, bueno, a mi también me gusta ser la primera.

El señor sonrió.

—¿Sabe cuando le propondrá matrimonio?

Yuichiro asintió, honestamente, no había dormido algunas noches pensando en ello.

—Si, incluso tengo el lugar perfecto.

—Le deseo suerte y el anillo estará listo para dentro de dos semanas.

—Gracias, señor.

—Cuídese, señorita.

Ella salió de la tienda luego de terminar de hablar con él señor, fue sorprendida por alguien que puso su brazos sobre sus hombros.