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Había una vez...

En un pequeño pueblo en medio de la nada, dónde la vegetación era más abundante que en cualquier otro lado de la tierra, vivía un joven llamado Kokichi, el cual vivía en una humilde choza con su madre. Los dos eran muy cercanos, pero había algo que el joven no podía ignorar y es que por más que lo intentará, sentía que no encajaba ahí, la choza de madera, los cultivos que a veces dejan buena cosecha y a veces no, los vecinos amigables pero igual de jodidos, esa no era la vida que Kokichi se imaginaba para él.

Para todo el pueblo era bien sabido que tenía aires de grandeza que nadie sabía de dónde venían, ponía su nombre en alto cada que podía, todos debían saber quién era Kokichi Ouma, además, gustaba mucho de ordenar pero jamás de recibir órdenes, los más ancianos y sabios de la aldea le advirtieron que esa actitud suya tan arrogante le cobraría factura en algún momento, pero cómo era de esperarse, él nunca escuchó.

Uno de sus mayores pecados era la mentira, nunca podías tener una conversación decente con él, pues era muy inteligente y le encantaba demostrarlo dándole pila a las cosas sin parar, te saltaba de un tema a otro, preguntaba y respondía al mismo tiempo, sin que te dieras cuenta ya te había dado dos vueltas y de regreso, cómo cereza final, tenías que en todo ese recorrido que seguro te dejo mareado, ya te dijo dos, tres ¡O hasta cinco mentiras! Por eso no era sorpresa para nadie que no tuviera amigos.

Una vez trato de cambiar esa situación, quiso actuar como un joven decente, obviamente no lo logró.

Quiso demostrar su buen corazón enseñando a leer a los niños de la aldea, pero todos se vieron horrorizados cuando encontraron a los pequeños amarrados de los pies a las copas de los árboles, según Kokichi los amarro así para que "la sangre le llegará más al cerebro y aprendieran más rápido" Por supuesto que su madre, quien lo conocía casi a la perfección, sabía que solo se había aburrido y está era su forma retorcida de divertirse.

Puedo contarles muchas ocurrencias más, cómo la vez que por conseguir un poco de miel termino haciendo que 5 panales de abejas atacarán a la aldea, al día de hoy nadie sabe cómo lo hizo, pues no habían panales cerca, o que tal aquella vez que incendio 7 casas con solo una botella de agua, muchos lo excusaban diciendo que solo era un niño y eran accidentes, muy extraños, pero accidentes, otros tantos aseguraban que el chico era diabólico y todo era a propósito,la verdad es que solo el propio Kokichi lo sabrá.

De todas sus pequeñas aventuras la más impresionante fue cuando cambio dos vacas por 6 habichuelas, sonara aburrido si lo digo así, pero he decidido que esa será la historia que les contaré.

Una mañana su madre le llamo para pedirle un favor, hace días que el dinero ya no alcanzaba ni para comer, necesitaban una solución rápido, así que ella tomo dos vacas y se las dió a Kokichi.

- sé que siempre te digo que está mal - explico la madre - pero por esta ocasión, utiliza ese ingenió que tienes, ve a la aldea y vende estas dos vacas lo más caras que puedas

Kokichi quien odia recibir órdenes se negaría o le jugaría una mala pasada, pero por un momento entendió lo grave de la situación, así que tomo las dos vacas y salió a la aldea, aunque nunca lo admitiría, estaba un poco triste por venderlas, pues al no tener a nadie con quien hablar además de su madre, se sentía muy solo y a veces escapaba al establo para hablar con los animales, sentía que podrían ser sus únicos amigos.

Cuando llegó trato de venderlas, le ofrecieron primero dos doblones, pero él se negó, después 4 doblones, pero igual se negó, por último una señora ofreció 5 doblones, pero de nuevo, Kokichi se negó, esa última señora, indignada de que rechazaran su gran oferta, le dijo al muchacho que nadie sería capaz de pagar más por dos vacas flacas y tenía razón, pues nadie estaba dispuesto a comprarlas por más.

Kokichi Y Las Habichuelas Mágicas Where stories live. Discover now