the ghost of you: tonway!

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Era un día normal en la oficina. Conway debería estar revisando el archivo de un caso, pero en cambio se descubría cada tanto mirando a su compañero.

Toni tenía una sonrisa de oreja a oreja en su rostro, de aquellas que el chico usualmente solo dejaba ver si estaba solo. Sus ojos verdes tenían un brillo suave al mirar al gato durmiendo en su silla. Su mano tenía un pequeño rasguño al intentar acariciarlo anteriormente.

'Te amo' pensó al verlo reírse en voz baja. Pero como el cobarde que era en cambio dijo. "Si no te limpias esa herida se te va a infectar, capullo."

Toni giró a mirarlo, esta vez con una sonrisa más pequeña y los ojos más entrecerrados. Era una expresión que el mayor solo la había visto usar con el. Era una información que lo volvía loco, hacia hervir las sangre en sus venas.

Toni rió con diversión. "¡Que es un rasguño de nada, viejo! ¿Has visto a este precioso gato gordo?" Preguntó mientras gesticulaba con sus manos emocionado.

Conway asintió, sin poder evitar mirarlo. Toni era siempre brillante, juvenil, vivo. Era una de las cosas que más amaba de el, siempre con un outfit nuevo y colorido, siempre riendo y emocionado por algo nuevo.

'Te amo' volvió a pensar al verlo tomar al gato en brazos.

Gruñó, rodó los ojos y lo regaño. "A mi puta casa ya te digo yo que no entra."

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Veía a Toni jugar con "Jacky" embobado.

El gato había vuelto más radiante al rubio. No había día en donde Conway no encontrara al chico jugando o acariciando a su al felino con una sonrisa boba.

Lo amaba. Amaba ver cómo Toni a pesar de todo lo malo que había pasado aún tenía esa belleza y felicidad en el brillando cada día.

No como el. Su enojo y tristeza era palpable en todo momento, como una manta cubriendo sus hombros. Su brillo era inexistente.

Cada día se preguntaba porque el rubio no se había marchado. A veces sentía disgusto al mirarse en el espejo. Lo odiaba, pero el solía pensar con frecuencia que era una pesadilla para el rubio. Una horrible maldición que no podía quitarse de encima, un recordatorio de lo que había perdido.

Conway deseaba con el mismo ahínco con el que lo amaba que el italiano se fuera, que encontrara algo mejor, un hombre no roto ni tan quebrado como el.

Pero al verlo reírse toda lucha abandonaba su cuerpo. Lo amaba, lo adoraba. Aún así nunca podría demostrárselo ni decírselo. No cuando sabía que con ello se condenaría para siempre.

Estaba seguro que el rubio lo odiaría. Pensaba con certeza que el otro haría las maletas y se iría. Dejándolo completamente solo.

'Te amo' pensó mientras su corazón se estrujaba.

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Toni estaba sentado a su lado, atento a la película que Conway hacía rato se había rendido de ver. Siendo sus pensamientos ocupados por deseos de cosas imposibles.

El rubio le golpeó el hombro intentando llamar su atención. "Conway, Creo que me quiere decir algo."

El mencionado sintió su corazón acelerarse. Contestó con fingido desinterés. "Estoy pensado en el caso."

Toni rodó los ojos. "¿Puede dejarse de jueguitos, viejo? Ha estado toda la semana con ese aire de perro pateado. Has estado muy callado." Giró su rostro para no ver los ojos del rubio. "¿Puede hablarme por favor?"

Conway trató, dios sabe que trató, pero con un suspiro de rindió. Miró al rubio encontrando sus tristes iris verdes centrados en el.

No podía. Nunca pudo contra el chico. Siempre a su merced, atado a sus caprichos. Era patético en muchas formas.

Sintió su garganta apretarse y sus ojos llenarse de lágrimas. Ya arrepintiéndose de las palabras que saldrían de su boca.

Tomó su rostro entre sus manos evitando ver la cara del otro. No quería ver su odio, su disgusto. No quería escuchar el rechazo, ni ser testigo del momento en el que el rubio decidiera irse.

No podría aguantarlo, estaba seguro que moriría.

Sintió unas manos tomar las suyas, no las apartó pero tampoco miró a Toni. El italiano tomó su barbilla con delicadeza y lo giró.

La vista que lo recibió lo dejó sin aire. La luz de la luna que se colaba por la ventana daba de lleno al rubio, creando un aire divino a su alrededor. Los preciosos ojos verdes estaban llenos de demasiadas emociones, aún así Toni le sonreía con felicidad.

El rubio se acercó a su rostro. "Te amo." Le susurró.

Conway al escucharlo sollozo. El rubio le repitió sin cesar, por lo que parecieron horas, esas dos simples palabras mientras lo abrazaba y acariciaba su cabeza.

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Conway alzó la vista del archivo con una sonrisa.

Toni jugaba con otro gato en su oficina. Su anillo dorado en su dedo anular brillaba al sol cuando movía su mano para acariciar al animal.

La vista hizo explotar su pecho con renovado afecto. Sus ojos inmediatamente se perdieron en el rubio.

"Te amo" le dijo al italiano que centró su vista en el. "Pero no quiero otro puto gato en casa."

Toni lo miró ofendido. "¡De ese color no tenemos!"

Conway rodó los ojos pero se acercó a besar su frente. "El último. ¿Soy claro?"

Pero el rubio ya se había colgado de su cuello emocionado. "¡Gracias, te amo!" Antes de que pudiera decir algo Toni con rapidez había tomado al gato en brazos.

Sonrió y siguió trabajando, esperando con ansias a que terminara su turno para volver a casa con su esposo.

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Notas!: para los que no saben estos escritos son de mi twitter! Solo los mude aquí por todo lo que anda pasando por esos lares. Por lo que este va a ser la última actualización que tengan en algún tiempo ♡

Tengan lindo día!

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