Capítulo 16

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Lucius llevaba una hora y cuarto contemplando las llamas incandescentes de la enorme chimenea de la mansión Malfoy. El coñac que tenía en la mano giraba suavemente en su copa de cristal mientras hacía pequeños movimientos circulares con el antebrazo, con el codo apoyado en el reposabrazos de su sillón de terciopelo. Sólo cuando el reloj de pie sonó tres veces fue consciente de su entorno. Lucius parpadeó y miró en dirección al reloj, aunque estaba oculto tras la pared del vestíbulo. Volvió a prestar atención a su Coñac e inhaló profundamente antes de dar un pequeño sorbo.

Hacía una semana que algo le preocupaba a Lucius, pero no lograba ubicar lo que era.

Después de que Harry se marchara esta mañana a trabajar, Lucius había sentido la necesidad de salir del piso que compartían desde hacía más de un mes. Se había ido a casa por floo y, desde entonces, se había sentado frente a la chimenea. Había intentado leer la edición actual del Diario del Profeta, e incluso había intentado leer su libro favorito, pero ninguna de las dos cosas lo había distraído de su agitación interior. Así que había decidido sentarse en su sillón favorito, bebiendo su coñac preferido y pensando.

Algo había cambiado en la relación entre Harry y Lucius.

Había comenzado con cosas pequeñas e insignificantes en su momento, pero pronto habían parecido intensificarse con cada día que pasaba. Más concretamente, era el comportamiento de Harry. Empezaba a recordarle a Lucius los malos humos por los que pasaba su querida Narcissa una vez al mes. De acuerdo, eso siempre conducía a una esposa cargada de hormonas, pero ¿la semana anterior? Puro infierno.

Y ahora que Lucius había pensado más en ello, más convencido estaba de que la actitud de Harry y la de Narcissa eran sorprendentemente similares. Harry se agitaba con facilidad, soltando improperios en cualquier momento. Por no hablar de las miradas que Harry le había lanzado en varias ocasiones y que fácilmente le habrían hecho entrar en "modo asesino" de inmediato si lo hubiera hecho cuando aún era un mortífago. Pero también la forma en que Harry se dirigía a Lucius y la absoluta falta de respeto que había mostrado en su voz. Inaceptable.

El comportamiento de Harry también le había recordado a Draco cuando era un niño. Cuando Draco no conseguía su juguete favorito o que las cosas salieran como él quería, había tenido la audacia de contestarle a Lucius. Sin embargo, tras unas cuantas lecciones de obediencia, Draco había aprendido a no volver a hacerlo.

Lucius asintió mientras tomaba otro sorbo de coñac. Sí, definitivamente Harry se estaba comportando como un niño mimado.

¿Pero por qué?.

No era como si Harry hubiera tenido el mismo tipo de educación que Draco. A Harry, en su mayoría, se le habían negado muchas cosas mientras crecía, así que había apreciado todo lo que había obtenido en los últimos años. Por lo que Lucius sabía, Harry tenía finalmente todo lo que podía esperar. Tenía seguridad económica, un trabajo gratificante, buenos amigos que siempre estaban a su lado y un amante atento. Entonces, ¿qué era lo que le faltaba? ¿Qué le faltaba a su vida?.

Lucius frunció las cejas y volvió a mirar al fuego, repasando incluso las más mínimas posibilidades. Nada parecía plausible, así que Lucius cambió su pensamiento hacia el cuándo. ¿Cuándo había comenzado esto? Al instante, Lucius se dio cuenta.

Fue después de que Harry lo reclamara.

Lucius sabía que había sido un gran punto de inflexión en su relación, así que ¿por qué Harry se habría rebelado inconscientemente contra ello?.

Entonces Lucius cayó en la cuenta.

Al principio, cuando se conocieron, había habido reglas. Había habido un entendimiento de lo que ambos necesitaban y lo que ambos querían. Estaba estructurado. Era consistente. Y ahora... no había ninguna. Ahora Lucius permitía a Harry controlar varios de sus encuentros sexuales. No todo el tiempo, por supuesto, sino sólo cuando Harry lo quería. Lo necesitaba. O eso creía Lucius. Ahora no estaba tan seguro.

THE KINKINESS OF HARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora