Librería

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Estaba por terminar mi carrera en literatura pero antes de hacerlo quería cumplir mi sueño de trabajar en una librería, amo leer y sentía que el mejor lugar dónde podría estar era ahí.
Busque muchos lugares en la ciudad, hasta que conseguí una pequeña librería atrás de la Universidad, se nota que soy una persona despistada.
La paga era poca pero no lo hacía por dinero, solo quería cumplir mi sueño.
Regresé a casa feliz, mañana comenzaría en mi trabajo; de solo pensar que podría leer libros gratis todo el día me tenía por las nubes.
—Hey, me contaron que ya tienes trabajo—me hablaba Nicole cuando la encontré en el pasillo de la universidad.

—Hola, sí, por la tarde iré a la librería que está atras de la facultad.

—En hora buena, por fin cumplirás tu sueño. Te felicito Loren—creo que todos mis compañeros sabían sobre mi sueño.

—Gracias, nos vemos.

Me encontraba tan emocionada que las horas pasaron volando, ya tenía que ir a la librería.
Mi corazón latía emocionada estaba al frente a aquel lugar.
Entré y el aroma a libros nuevos inundó mis fosas nasales, estaba en el paraíso definitivamente.

Hablé con el encargado, y no veía complicación alguna, me dejaría sola para ver cómo me desenvuelvo.

Pasaron dos horas y no había movimiento lo que aproveché para hojear algunas páginas de un libro.

—Hola
La voz de una joven me asustó

—Perdona no quería asustarte. ¿Eres nueva?—Que bonita era, tenía anteojos redondos los cuales le quedaban preciosos. Un poco más alta que yo y aquellas pecas en su nariz la hacían ver muy dulce.

—No, tranquila. Bienvenida, en qué te puedo ayudar.

—Encargué unos libros, y hoy venía a retirarlos.

—Okey. Lo busco, tú nombre?

—Noelia Salas

Coloque su nombre y de repente aparecieron los nombre de los libros. Todos relatos eróticos lgbt

—Ehh... Relatos eróticos es lo que me aparece—hablé dudosa.

—Sí, esos son.

Quedé sorprendida no lo esperaba. Los busqué y las portadas eran muy sugerentes.

—Aquí están— vi como sonreía. Acaso se estaba riéndome de mí

—Gracias. Por qué tienes las mejillas tan rojas?—preguntó en un tono divertido

—No, nada. Es el calor

—Tienes AC, hace frío. O te da pena los libros, te recomiendo leerlos, puede abrir tu mente... y otras cosas.

Lo dijo en un tono tan sugerente que tragué saliva. La vi marcharse pero había instalado una duda en mí. Me gusta leer pero siempre han sido historias de romance. Nunca algo erótico y menos homosexual.

Cuando terminó mi turno, no me resistí y llevé un libro parecido al que compró Noelia. Mi curiosidad podía más.

En mi casa y en mi cuarto empecé a leerlos. Entre pasaba cada hoja, mi cuerpo empezaba a calentarse mi mente visualizaba cada escena que leía. Sin pensarlo tanto, tenía una mano entre mis piernas, acariciándome. "Su lengua causó estragos en mi centro, succionó exquisitamente todos los rincones"
No supe en qué momento pero mi mente imaginaba a la chica de la librería comiéndome el coño, se sentía tan real. Nunca he estado con una chica pero no me molestaba para nada imaginarla a ella entre mis piernas.
Introduje un par de dos dedos en mi centro y empecé a penetrarme con fuerza me quería correr, no sabía que este tipo de libros podrían causarme tanta calentura.

—Hija, ¿estás bien?se escuchan muchos ruidos—mierda había olvidado que mis padres estaban en casa.

—Sí, mamá. Fue en la televisión ya le bajo el volumen. Duerme tranquila.

Maldición ya faltaba poco para correrme, se había frustrado todo.

Al siguiente día fui nuevamente a mí trabajo, estaba un poco malhumorada, seguía con las ganas no había podido terminar de masturbarme.
Queda menos de media hora para cerrar el local e irme, un día más sin muchas personas, qué le pasa a la gente que no le gusta leer.
—Hola
Diablos volvía a aparecer Noelia y ahora tenía mucha más vergüenza, la imaginé a ella entre mis piernas.

—Ho.l.a—ahora tartamudeaba, genial que tonta soy.

—¿Te sientes bien? Nuevamente  tienes las mejillas rojas—expresaba sin dejar de ver mi rostro.

—Sí, sí. Así soy yo.

No le voy a decir que es por su culpa.

—¿Necesitas algo?—volví a hablar

—Encargar unos libros. Quiero dos del mismo tema del anterior. Toma aquí están los nombres.

Tomé el papel y leí los títulos, de solo ver el tema sabía que serían muy intensos.
No sé cuánto tiempo pasó hasta la escuché a hablar.

—¿Te gustaron los títulos?—se me cayó el papel, de inmediato me agaché a recogerlo.

Puta madre, los nervios me estaban comiendo nunca nadie me había puesto así.

—Sabes que tengo una fantasía—hice como si escribiera en la computadora

—Ah sí —fue lo único que pude decir y continúe escribiendo sin escribir.

—Sí, siempre lo he querido hacer en una librería.

Alcé mi mirada para verla.

—¿Hacer qué?—la curiosidad me ganó.
Escuché como se rio.

—Puedes inclinarte un poco—pidió.
Obedecí y ella se acercó para hablar en mi oído.

—Muero de ganas de tener sexo en una librería.

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