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Ofelia no había dormido en toda esa noche al intentar encontrar una manera de poder salir de aquella habitación. Ella solo tenía dos salidas, pero desafortunadamente, una de las salidas se encontraba cerrada y la otra podría darle una muerte directa.
Agotada y desilusionada, se lanzó a su cama y abrazó fuertemente el almohadón mientras maldecía a su prometido por encerrarla. Entonces, en aquel momento, alguien había abierto la puerta y ella, al percatarse de eso, se levantó rápidamente y se acercó a mirar de quien se trataba.
—Lady Ofelia —pronunció suavemente la doncella que había ido aquella mañana junto a Alicent a traerle el té—. Venga conmigo.
—No —dijo firmemente—. No pienso ir con ninguno de ustedes. Yo no le daré mi lealtad a un usurpador.
—No he venido para eso —dijo con tranquilidad—. Vine para sacarla de aquí. Usted quiere ir a Rocadragón, ¿no?
Ella asintió levemente, entonces la doncella le hizo entrega de una capucha para que así nadie pudiera reconocerla al salir del castillo. Ofelia tomó la capucha y se la colocó rápidamente para así comenzar a seguir los pasos de la doncella de Alicent.
—¿Por qué está ayudándome? —preguntó.
—Solo estoy siguiendo órdenes, mi lady —dijo, y Ofelia se detuvo brevemente al pensar que se trataba de un engaño—. No son órdenes de la reina si es lo que está pensando —confesó cuando ha visto a la joven detenerse—. Son órdenes de una persona cercana a Daemon Targaryen.
—¿De verdad?
La doncella asintió y Ofelia, al no encontrar algún rastro de mentira en su mirada, continuó siguiéndola por aquellos pasadizos secretos que las guiaron hasta la salida del castillo.
—Solo puedo guiarla hasta aquí, mi lady. Debo de regresar antes de que la reina note que no estoy —mencionó al momento en que se detenía sus pasos—. Continúe dirigiéndose hacia el sur hasta encontrará la ribera, allí habrá un barco y una persona de confianza estará esperándola para llevarla a Rocadragón.
—Entendido —asintió—. Muchas gracias.
—Todavía es muy pronto para agradecer —dijo con una pequeña sonrisa—. Cuando se encuentre con aquel a quien tanto espera ver, podrá agradecer.
La mujer se fue por donde mismo habían venido, entonces Ofelia comenzó a caminar hacia el sur para así encontrarse con la persona que la estaría esperando. Ella caminó rápidamente y por un momento se encontró con mucha gente comenzar a acoplarse en las calles, por lo que inmediatamente iba a evitarlos, sin embargo, más y más gente comenzaba a aparecer debido a que las capas doradas estaban ordenándoles avanzar. Al final, Ofelia terminó siendo acorralada, así que no tuvo más opción que seguir a la muchedumbre.
