Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
|| LEVI ACKERMAN ||
1952
Ella no tiene que saber todo lo que he hecho desde que la conocí. No tiene que saber que he matado a cualquiera que ha posado los ojos sobre su cuerpo, todo aquel ser vivo que ha osado en tener un pensamiento bueno o malo sobre ella. Es un ángel.
Ya no sé cuánto tiempo tengo de venir a la iglesia del pueblo de mierda únicamente para verla rezar. Todos los días, a la misma hora. La misma posición, las mismas suplicas y los mismos agradecimientos.
¿Sabrá ella que su "padre" está muy ocupado cómo para escucharla? Cómo sea, no es de mi incumbencia.
Ella sabe que estoy aquí porque puede sentirme. Su piel se eriza cada que me encuentro cerca de ella y su pulso se dispara con la expectación que se crea en su cuerpo de no saber quién o qué soy.
Me la follo en las noches haciéndole creer que es un sueño, pero no. Es la verdad. Es solo que a los humanos no les gusta aceptar cuando pecan, por miedo de perder el paso al paraíso que de alguna forma u otra, les será denegado.
Siglos tuvieron que pasar para que encontrara a un ser que me hiciera desear más. La monjita de mierda me hace querer cosas que antes no concebía y sólo quiero tenerlas con ella.
—Por favor mi Dios... no me permitas sentir cosas que no son dignas de ti.
Sus palabras son murmuradas, pero yo las escucho como si me las estuviese gritando. Puedo escuchar como ruega para que su padre la ayude a no tener pensamiento indecorosos conmigo.