capitulo único

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Su llegada a Tenochtitlan no fue de la mas fáciles hasta ahora, sin embargo cuando Izel y compañía tenían la ilusión de que sus guerreros los ayudaran en su causa, ninguno de ellos estaba preparado en enfrentar a fuerte persecución por su cabeza a mandato del tlatoani. No obstante, y gracias a los valiosos aliados dentro y fuera de la ciudad estaban preparados en este  punto donde darían su último enfrentamiento para detener los planes de Tezcatlipoca. Itzel y sus amigos estaban en posición de atacar esperando que el dios Tezcatlipoca diera el primer golpe, incluso con la imprevista llegada del antiguo dios Quetzalcoatl y Mictecacíhuatl les infundía un poco de valor para su última lucha

—Patéticos humanos, creen que puedan superarme —Se jacta con superioridad.—Soy un dios y los dioses hacemos nuestra voluntad. Finalmente la raza humana perecerá y surgiera un nuevo sol.

—Crees acaso que te dejaremos hacerlo—señala Izel—Te detendremos a toca costa 

—No me hagan reír, que pueden hacer ustedes contra mi, ni con la fuerza de esa diosa traidora y mi hermano podrán derrotarme—señala el dios.—Esta vez no puedes hacer nada Quetzalcoatl.

—Al contrario hermano, están justo en el lugar que quiero que estén.

Quetzalcoatl se coló al frente entre los humanos y Tezcatlipoca, extrajo entre sus ropas una daga de oxidiana, levanto ambos brazos y procedió a cortarse  a si mismo una de las palma dejando caer algunas gotas de sangre.

—¿que estas haciendo?

—Ya veras.—Llevó la mano donde se cortó en la frente, cerro los ojos y susurro unas palabras. 

Los humanos no tenían idea que habría hecho el dios, esperaron que sucediera algo pero nada y tal vez hubiera pasado su no fuera porque se dejo escuchar un grito como el trueno.

—¡Quetzalcoatl, Tezcatlipoca, están jugando con la creación, otra vez ! 

El cielo y la tierra tembló y pronto se abrieron creando una conexión de ambos, los humanos tuvieron que protegerse del polvo que soltó el impacto antes de que pudieran abrir y presenciar lo que tenían al frente de ellos. Ahí mismo pudieron percatarse de una nueva criatura, un nuevo dios aparecía. Era una especie de humanoide con cuatro brazos, y dos piernas unidas por el torso y espalda. Por ambos  lados de la cabeza había un rostro, el primero era masculino con los ojos abiertos sin globos oculares pero se podía presencia una especie de luz que salían a través de ellos, mientras el otro correspondía a ser uno femenino con ojos y boca cerrados, con el rostro pintado y usando un tocado de plumas y un largo huipil bordado de multiples colores.  

Descendiendo del cielo, los dedos descalzos de la deidad tocaron tierra provocando una serie de escalofríos que puso de piel de gallina a más de uno. Los humanos miran asombrados y preguntándose quien podría ser ese nuevo ser pero un sonido los hizo desviar la mirada solo para observar a los dos dioses bajaron la cabeza. Si todos los humanos no los vieran, podrían jurar que se veían...temerosos.

—Es bueno volver a verlo señor Ometéotl, señora.—dice Quetzalcóatl con mucha cautela

—¿Porque?...¿Porque estas aquí en la tierra, señor Ometéotl?—fue el turno de Tezcatlipoca en hablar con un tono mucho más serio, como si tuviera cuidado en decir sus palabras.

El recién llegado ignoró la pregunta y fue caminaba hacia ellos, ignorando por completo a los humanos y demás deidades restantes

—¿quien demonios es?—pregunto uno de los gemelos

—No lo se, nunca había visto eso.—aclara Zyanya

—Ni los texto de Tajín, mucho menos los de la ciudad hablan de otro dios más que de los cuatro.—menciona Xanastaku.—Pero su aura es mucho más poderosa que cualquiera de los dioses.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Feb 20, 2023 ⏰

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