20. Invitación

151 31 18
                                    

Cand está muy emocionada por la exhibición y creo que más que la propia Sabrina. No la culpo, también me sentiría así. Aún no poso para Leroux y ya me entra la ansiedad por lo que sería ese momento, sin embargo, no es como si fuera a ser algún modelo de cuadros para exhibición. A lo mejor y solo necesita un figurín y yo sirvo bastante como eso.

―¿Te imaginas que alguien lo compre? ―Cand pregunta sacándome de mis pensamientos.

―Seguro que alguien lo va a comprar.

―¿Crees que se hagan la paja viéndome?

―¡Por Dios, Candace! ―me hace exclamar y ella se burla como siempre de mí.

Niego con mi cabeza refunfuñando.

―¿Ya le dijiste a Bledel? ―prosigue y yo otorgo―, ¿¡no lo has hecho!? Ya es mañana ―me regaña interponiéndose en mi camino.

―No es fácil, bien. Y que hay de Gav, ¿le preguntaste? ―me muestro molesta por su aprensión.

―Ya lo hice, ya que no has querido ir al Pub. Te extraña, y quiere verte. Así que va a ir con la pesada de Olivia.

―Debes estar bromeando.

―Dijo que por nada del mundo se lo perdería. Esta mañana me llamó a contarme que ya le dijo.

―¿Y que le respondió?

―Que irá, que tampoco se lo perderá porque lo que es importante para él, también lo es para ella. Muy filósofa, ¿no?

―Ay Cand, ves, Gav es un sol. A él no le atraen estas cosas, pero lo hace por ti.

―También lo quiero, pero a Olivia no me la paso. Te juro que es falsa y solo está con él porque es un primor, además de muy inteligente.

―Pero a él le gusta y debemos respetar eso.

―Bien, ya veremos qué tanto; sin embargo, ni creas que eso va por ese Adam.

―Ya ni me acordaba de él ―repongo, aunque en el fondo mienta un poco, en parte va siendo cierto.

―Eso es excelente. Tienes mejores cosas en que ocupar tu cabeza.

―Sin duda eres terrible.

―Muucho ―se ufana―, así que ve a decirle al otro mojigato.

―Vaale.

Ni siquiera me quejo de eso.

―Deberías ir al Pub esta noche ―comenta cuando proseguimos el camino por el pasillo.

―No sé si puedo ―respondo y ella me mira casi que, examinándome, luego abre la boca como si cayera en cuenta en algo.

―Es hoy, ¿verdad? ―«Se acordó». Asiento levemente―, ¿quieres que te lleve?

―No será necesario, iré en mi bici.

―Si que eres aguafiestas matándome la curiosidad.

―Ya sabes que no puedo contarte nada.

―Sí, ya sé, y entiendo el secretismo, pero es absurdo ―comenta con tono aburrido.

―Lo sé, pero no puedo hacer nada al respecto, más que acatar las reglas.

―Vale, entonces que te vaya súper, y aunque sea cuéntame un poquitito para no morir con la curiosidad.

―Lo pensaré, ahora me voy a mi clase ―digo despidiéndome y luego desviándome hacia otro pasillo para ir en dirección de la oficina de Bledel.

Cand sigue toda oronda a la suya. No tengo clases con él hoy y según su calendario, debe estar allí preparando la suya.

―Elianne. ―Es Natalie que me llama.

Quiéreme por favorWhere stories live. Discover now