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Ser un abogado famoso es difícil.

Después de ganar Gran Hermano Marcos volvió a Salta, terminó su carrera y abrió su propio estudio en el centro.
Perdió todo el contacto con los exparticipantes, pero a veces los veía en la televisión Alfa, Coti, Julieta y Agustín eran los más llamados; así que durante los siguientes cinco años al programa tuvo una idea bastante certera sobre lo que pasaba en la vida del omega que lo había conquistado.

Cuando Marcos se resignó a pensar que lo que tuvieron con Agustín iba a quedar solo como un lindo recuerdo de su juventud, "Lo que pasa en la casa se queda en la casa, chicos." había dicho no sin razón Santiago, lo volvió a ver. Su reencuentro fue una casualidad graciosa que seis años después todavía lo hace sonreír.

Agustín es el amor de su vida.

Su compañero.

Su omega.

Su motor diario, el único que entiende lo importante que son los silencios para él.

El problema es que, aunque lo entiende, Agustín no se calla nunca. Parece que es físicamente imposible para él tener la boca cerrada por más de diez minutos. Y, aunque Marcos ama lo charlatán que es - de hecho es una de las razones por las cuales se enamoró-, a veces lo cansa. Especialmente en los días donde viene terriblemente cansado después de litigar toda la tarde y asistir a la fiesta que sigue a un caso ganado.

Hoy es uno de esos días; donde lo único que quiere es tirarse en su cama y ahogarse en el olor a vainilla de su omega mientras lo abraza.

Son las dos de la mañana, está exhausto, las piernas le pesan y la vista se le nubla por el cansancio (o por el alcohol, no puede estar seguro), no ve la hora de entrar a su casa, besar a Agustín y descansar con él, disfrutando la tranquilidad que viene con una vida pacífica en el interior. La perspectiva de una noche perfecta lo hace soltar un suspiro contento y apura el paso.

Al abrir la puerta lo descoloca la cantidad de gente en el interior, hay por los menos diez personas en su casa que reconoce rápidamente como los amigos de Agustín, están gritando mientras juegan D&D un juego de rol que Marcos todavía no entiende pero obsesiona a Agustín desde hace unos veinte años. Gente vestida de personajes fantásticos no es ni por asomo su idea de diversión. Lo irrita y su olor se empieza a filtrar.

Diez cabezas se dan vuelta al mismo tiempo para mirarlo, no lo escucharon pero lo olieron.

-¡Hola, Marcos! ¿Todo bien?-pregunta el mejor amigo de Agustín de forma animada. Marcos levanta una ceja cuando ve al Alfa pasar un brazo por la cintura de su chico.

Tener a diez personas indeseables en su casa a la madrugada es menos que una grata sorpresa, pero si alguien no es bienvenido en este lugar es él, el mejor amigo de Agustín, un Alfa sospechosamente cariñoso con su omega. Marcos sabe que se conocen desde siempre, lo sabe, pero eso no le impide mirar mal al alfa hasta que lo suelta.

-Hola, Marquitos.- saluda el resto y vuelven a concentrarse en la partida que se lleva a cabo en la mesa.

-Hola, amor, ¿cómo te fue?-pregunta Agustin sonriendole, todavía pegado a ese Alfa asqueroso.

Marcos no lo saluda, solamente suspira cansado y dice:

-Agu', ¿podemo' hablar?

Agustín lo mira confundido pero asiente y lo sigue hasta la pieza.

-¿Qué pasa?

-¿Qué hacen ellos acá?

-No apretes la mandíbula, Mar- Agustín suelta una risita y le acaricia la cara.- Vinieron a jugar un rato, ahora estamos en una parte importante donde...

Otro día [Marcos/Agustín Gran Hermano 2022]Where stories live. Discover now