𝖕𝖎𝖆𝖈𝖊𝖛𝖔𝖑𝖊 𝖙𝖔𝖗𝖙𝖚𝖗𝖆 [ 🌹]

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Nunca antes la habían atado

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Nunca antes la habían atado.

Enid estaba apunto de abrir la puerta de un mundo desconocido: sumisión, masoquismo, disciplina y bondage, una sesión de poder que ella apenas conocía.

Sentada en el borde de la cama matrimonial, jugueteando con sus dedos, aguardaba impaciente el momento en que Merlina apareciera.

La propuesta de este juego había surgido de manera espontánea en una de las charlas matutinas de la pareja. Ya habían tenido sexo con anterioridad, pues, desde que se mudaron Merlina no habia perdido oportunidad en pasar un momento a solas con la rubia; pero, esto no se asemejaba a el sexo que habían tenido antes.

El silencio hacía que Enid se sintiera más nerviosa cada minuto que pasaba sola en aquel cuarto, saboreando la incertidumbre. Merlina estaba disfrutando la impaciencia de su novia, jugando con su desesperación de la misma manera en que jugaba con la cinta roja que tenía entre las manos.

La rubia tenso todo su cuerpo al ver a la pelinegra entrar por la puerta, cerrándola con seguro aún sabiendo que en el apartamento no había nadie más que ellas dos. Antes que Enid pudiera articular palabra alguna, la pelinegra estrecho a la rubia contra la cama, quedando arriba de ella. Por un momento, solo existieron las respiraciones entrecortadas, la humedad de sus lenguas batallando en un duelo por el dominio, un beso lascivo que provocó que Enid soltará un gemido ahogado.

Derrepente, Merlina agarro con fuerza las muñecas de Enid , lanzando una mirada de advertencia antes de sacar la cinta que traía consigo. Enid se mordió el labio intentando ocultar el placer, mezclado con algo de temor, que le causaba la mirada de la pelinegra.

-Quedate quieta- Ordenó.

Enid asintió sin decir nada, clavando sus ojos azules en los oscuros ojos de Merlina que la miraban inexpresivos pero con un ligero brillo de lujuria.

Pese a que Merlina ya había salido de encima suyo, Enid se mantenía obediente y se esforzaba por estar completamente inmóvil, a pesar de que sus manos clamaban con desesperación tocar el esbelto cuerpo de Merlina al igual que su zona anhelaba ser penetrada por ella.

El tacto frio de la Addams sobre su muslo le erizo la piel, Merlina deslizo uno de sus dedos por su monte de venus, con lentitud ascendió por su abdomen y rozo sus pezones. Enid ladeó la cabeza, jadeante y exitada por los rozes de Merlina, esperando su próximo movimiento.

-Dije que quieta- Insistió la pelinegra, imperativa, viendo como todo el cuerpo de la rubia temblaba ansioso por sus toques.

Merlina continuo su camino por los delicados brazos de la rubia, rodeando sus muñecas con la cinta. Enid forcejeo, intentando separar sus manos sin éxito alguno.

El dolor y la incomodidad que sentía hicieron que Merlina trazara una sonrisa torcida en su semblante, casi siempre inexpresivo, lo cual hizo que un escalofrío recorriera toda la columna dorsal de Enid.

𝐆𝐈𝐎𝐂𝐇𝐈 𝐃𝐈 𝐏𝐀𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄 [wenclair] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora