Hay una profecía: "cuándo el hijo de Adán en carne y hueso, en el trono de Cair Paravel esté sentado, los malos tiempos se habrán ido...
"Una antigua leyenda dice que dos hijos de Adán y tres hijas de Eva van a derrotar a la reina blanca y a restau...
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╔═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╗ 16 años después ╚═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╝
-Primera regla: no tocarán nada a menos que la encargada del tour lo autorice, no correrán puesto que es una casa antigua. Y por último nada de walkman... Esa va hacia ti, Amelia. No puedes llevar el walkman.
Amelia rodó los ojos y lo saco de su mochila para ponerlo sobre la mesa que estaba junto a la entrada.
-Quiero que recuerden que iremos como voluntarias, así que deben tener una actitud servicial y animada ¿Oíste, Amelia? -la chica solo alzó la cejas un segundo con desgana- ¿Listas? Andando, todas al carruaje.
La hermana Dorothea fue la primera en salir y las chicas del lion roar orphanage home la siguieron en una fila india ordenada, Amelia se puso al final de esta para poder tomar de vuelta su walkman y guardarlo rápidamente en su suéter.
Al menos unas cinco chicas de entre catorce y dieciséis años iban a hacer de voluntarias en la casa del profesor Kirke, un anciano que vivía en una casa exageradamente enorme para que solo una persona habite ahí. Al ser una de las casas más antiguas de toda Inglaterra, la gente comenzaba a especular cosas sobre ella; cómo por ejemplo que estaba embrujada, que era mágica y/o algo simplemente digno de admirar. Así que esa casa ahora era considerada un lugar turístico para cualquiera que quiera entrar ahí.
Amelia nunca ha visto al dichoso profesor, pero según la hermana Dorothea, es un viejo muy agradable y carismático, Amelia más bien pensaba que era alguien irracional al dejar que un montón de extraños entren a su casa solo para saciar su morbo.
Sin embargo aquí estaba, en un viejo y muy usado carruaje tirado por un par de caballos yendo hacia la dichosa casa.
El camino fue largo, aburrido, y puesto que no podía sacar el walkman ya que la hermana Dorothea estaba sentada junto a ella, muy tedioso. Llevaban más de media hora de camino cuando Amelia comenzó a juguetear con una liga para el cabello que usaba a modo de brazalete; lo jalaba, lo retorcía y lo enrollaba en sus dedos.
