Si estamos juntas|| Avatrice

6-Dolor

“La alegría y el dolor no son como el aceite y el agua, sino que coexisten.”
José Saramago.

Las cosas se están saliendo de control. Luego del que vídeo llegará al millón de visitas en YouTube, las protestas y disturbios se hicieron visibles en todo el mundo. Personas que están a favor de este hombre y personas que están en contra, ya que atenta contra los derechos humanos.
El problema es que esto no se va a resolver salvando al hombre que secuestraron, cuando ocurra eso, volverán a buscar a otra persona hasta que puedan lograr lo que desean, que es generar odio y hostilidad.
Las personas están atacando a los ex miembros de la secta de Adriel, dejan mensajes ofensivos en sus casas, los acosan por teléfono, por las redes sociales, por donde sea, los quieren lejos.
No pensé que llegaríamos a esto.
La iglesia Católica no se a pronunciado sobre el asunto, de modo que los medios los están presionando para que lo hagan.

Ava esta durmiendo, aprovecho que esta dormida para poder contemplarla. Una parte de mi todavía piensa que es un sueño.
Acarició su cabello con dulzura.
No quiero involucrarme en una pelea de nuevo, es decir, deje la Orden por eso, porque ya no quiero pelear.
Quiero tener una vida normal, descubrirme a mi misma. Y ahora, estoy aquí, junto a la mujer que amo, que regresó de donde sea que haya ido, para probablemente volver a perderla.
No puedo pasar por eso dos veces. Mi corazón no lo soportaría.
Las palabras de Camila resuenan en mi mente:

"Es fácil enamorarse de una monja guerrera, amar a la monja guerrera es lo complicado. Nunca es tuya. Nunca dura."

Esas palabras hacen eco en mi mente. Mi garganta comienza a cerrarse, como si alguien apretará mi cuello, las respiraciones se vuelven agitadas, jadeo para intentar respirar, mi corazón late con fuerza, comienzo a temblar, siento ganas de vomitar y las lágrimas comienzan a salir silenciosamente.

Dejame ir.

Se lo que es. No es la primera vez que pasa. No quiero que Ava me vea así, hago el esfuerzo por levantarme y me encierro en el baño.
Mi espalda se desliza por la puerta, hasta sentarme en el piso con ambas piernas a los lados de mi cabeza, me llevo las manos al rostro y comienzo a llorar, como si de repente todo el dolor, la culpa, el arrepentimiento, la ira, la soledad colisionaran en una avalancha de emociones.

Te amo.

El llanto se vuelve ruidoso, las lágrimas corren mojando mi rostro y no puedo evitarlo. No puedo parar de llorar, siento cada una de esas emociones que me he negado a sentir, cada una reuniéndose para romperme, me tapo la boca. No quiero preocupar a Ava. No quiero que sepa que ya no soy aquella Beatrice fuerte e intimidante que era.
Ahora me convertí en alguien débil y demasiado rota para continuar fingiendo. Tampoco quiero mentirle , aun así no se como decirle la verdad.

"Me encontraba con la psicóloga Élise Andersson en nuestra sesion semanal. Hacia tres meses que decidí recibir ayuda profesional después de que Astrid lo sugiriera.

-Dime Beatrice, ¿Como ha estado tu semana?-Pregunto cruzando sus piernas y mirándome, esperando mi respuesta.

-Las pesadillas siguen siendo frecuentes, pero ya no estoy alerta al mínimo ruido.-Contesté jugando con mis manos, nerviosa.

Ella asintió.
-¿Sigues soñando con ella?-pregunto mientras anotó algo en su cuaderno.

-Si, la veo cruzando por ese tunnel mientras me dice que la deje ir y yo me quedo parada ahí, durante horas llorando. A veces la veo morir frente a mis ojos, demasiado herida para poder salvarla.

Ella no dijo nada. Se quedo pensando un largo tiempo, tampoco dije nada. Espere a que hablará.

-Beatrice estas avanzando, lo sabes, el trastorno de estrés postraumático puede durar incluso años, pero no es imposible. Lo estas haciendo muy bien. Sigue tomando el medicamento que te recetó el psiquiatra.

El psiquiatra me recetó un antidepresivo y no dejar mis sesiones de terapia.
No le había contado todo, jamás lo entendería, pero le dije lo suficiente para que entendiera. ”

Busco las pastillas. No quiero hacerlo, deje de tomarlas hace un mes cuando el psiquiatra me dio el alta, con la condición de que no dejará la terapia.
Ava no puede verme así, ninguna de las dos lo soportará.
En ese momento siento como se me revuelve el estómago y me arrastró hacia el inodoro a vomitar. No tengo nada en el estómago por lo que termina siendo solo agua.

-Bea, ¿estas bien?-escucho a Ava preguntar.

-Estoy bien.-contesto con voz débil.

Golpea la puerta varias veces.
-No lo estas, dejame entrar.

Niego con la cabeza aunque no puede verme. No quiero que me vea así.
-Por favor Bea... -me suplica detrás de la puerta.
Se que esta llorando.
-Por favor Ava... solo dejame sola.-Contesto.

Continúa golpeando la puerta, se que no se detendrá hasta que la deje entrar(es su manera de darme espacio, ya que puede traspasar la puerta tranquilamente). Me levanto, me tomo el tiempo para recomponerme y abro la puerta.
Mi cuerpo sigue temblando.
Ella me mira y se que lo sabe. Se que sabe. No dice nada, me abraza con fuerza y deja que lloré en silencio sobre su hombro, escondo mi cara entre su cuello y mentón.
Ava me sostiene hasta que recuperó la compostura.

Me lleva hasta el sofá y se va hasta la cocina a traerme un vaso de agua. Tomó el agua, dejó el vaso sobre la mesa delante del sillon.
Coloca su mano sobre mi pierna, nos miramos sin decir nada, nos rodea un silencio extraño, no incómodo. Solo extraño. Ninguna de las dos hace el esfuerzo de romper el silencio.
Entiende que no quiero hablar.
Estira sus brazos para que me refugie en ellos y lo hago. Me acaricia el brazo con delicadeza mientras apoya su mentón en la cima de mi cabeza.
Ava me consolo muchas veces desde que regresó.
Cierro los ojos y me concentró en el latido de su corazón, que consigue tranquilizarme.

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Hola! ¿Como están?
Quise mostrar una Bea más rota, es decir, todos sabemos que Bea puede pelear con diez hombres a la vez, ¿Pero puede luchar contra si misma, contra sus propios miedos?
Gracias por el apoyo, por sus lecturas, votos y comentarios.
Tengan un lindo día! 😊