XXVIII

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—¿En serio era por eso? Sinceramente pensé que era algo más grave—comentó la castaña riendo.

—Si..—contestó Becca, rascando su brazo.

—¡Ya! ¿Por qué esa cara? No es malo que te guste Brady—Animo isabella.

—Olvidemos eso, ¿Que tal las cosas con Miguel?

En el momento en que la Pelinegra nombro al moreno, Isabella puso los ojos en blanco.

—¿Qué pasó? ¿Dejó de gustarte?—río becca.

—No, no es eso. Al contrario, creo que cada día me gustas más a pesar de ser un tarado—murmuro—. Aunque hoy lo vi con Martina, ¿Debería de preocuparme?

—No lo sé—respondió dudosa—. Deberías de decirle a Miguel, digo, si ella te causa inseguridad. Deberías decírselo—emitio Becca tomando aire al finalizar la oración.

—¿Tal vez? Es que no sé, ¿Sabes por qué? Porque el pibe no me pregunto si quería ser su novia cuando claramente le di el pase para que lo hiciera. Además, creo que no quiere nada..—bufo triste.

—Pero esta enamorado de ti—le recordó Becca.

—Enamorado es algo muy fuerte, nada más le atraigo—miro hacia otro lado—. Es más, capaz que ni eso y sigue sintiendo algo por Martina

La Pelinegra se acerco a ella, puso su mano en el mentón de la castaña haciendo que levante la mirada.

—Él está enamorado de ti, lo sé. Miguel es como mi hermano y lo conozco, así que créeme cuando te digo que esta muy enamorado de ti—comento. La castaña sonrió y abrazo a Becca sin previo aviso.

—Gracias por siempre estar, Bonita—agradeció y dejo un dulce beso en la mejilla de Becca.

—N.. No es anda. Ahora ve a hablar con ese idiota, y dile que te molesta la presencia de la lacra de Martina—me miro amenazante.

—Lo voy a hacer, en serio gracias. No sé qué haría sin vos—Sonrió isabella.

—tampoco sé qué haría sin ti, ahora ve—río.

—¡Si! Otra vez, gracias bonita—

Dicho eso, Isabella salió de ahí no sin antes dejar un beso en la mejilla de Becca.

Isabella se dirigió feliz hacia donde estaba Miguel, golpeo la puerta un poco fuerte ya que quería ser atendida rápido. Habían pasado unos cinco minutos y no había respuesta por parte del moreno.

—¿Por qué no contesta si se escucha como si hablaran?—se preguntó murmurando.

Está sin pensarlo dos veces entro,se encontró con algo que obviamente no le hacía muy feliz. Rápidamente puso su esamblante serio.

—¿Ocupado?—pregunto isabella.

—Antes de que llegaras tú, si—respondió la rubia.

—Mira nena, vos cerra bien el orto. Y quiero que sepas que si te re cago a trompadas no es por este simio que no vale la pena, sino, porque me tenes harta—contestó molesta.

Pendeja jodida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora