I. Los días transcurridos

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AN ODE TO EATERSCAPÍTULO UNOLos días transcurridos

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AN ODE TO EATERS
CAPÍTULO UNO
Los días transcurridos




Rick solo respiraba, y eso ya era suficiente. En aquella habitación de hospital tapiada para evitar que los muertos acabaran con él, Ruth Grimes miraba por la ventana en busca de algún atisbo de humanidad en el mundo que conocía, pero hacía más de un mes que todo lo humano había desaparecido. Tan solo quedaban ellos, encerrados en la sala de paredes blancas y desgastadas.

Shane no había contestado a ninguna llamada desde la última vez que se vieron, y las flores que trajo en su momento ya habían muerto, los pétalos anteriormente repletos de color ahora cubiertos de una capa de polvo dada la dejadez. Rue había intentado salvar la planta, pero cuando el agua empezó a escasear tanto para ella como para Rick, debió sacrificarlas. Algunos pétalos marchitos se acumulaban en el suelo junto a la camilla; ella había pisado uno antes sin darse cuenta, haciéndolo crujir como las hojas de otoño, y un sentimiento de añoranza se había hecho un hueco en su pecho. ¿Volverían a vivir un otoño como los de antes? Parecía mentira que el tiempo transcurriera con normalidad, cuando nadie vivía para verlo pasar.

Shane Walsh y ella nunca se habían llevado precisamente bien. El compañero de Rick era un prepotente e irresponsablemente impulsivo capullo que hablaba sin pensar, pero al verlo llegar en el coche patrulla al colegio de Carl, Ruth le dio gracias mentalmente por haber aparecido. La única vez que lo hizo, y la última. Tanto Lori como ella no creyeron las palabras que salieron por su boca hasta que lo vieron en la camilla blanca. Su hermano. Su hermano mayor había recibido un disparo y estaba en coma. Y ella no sabía qué hacer sin él.

Cuando estalló el estado de alarma, ella no estaba en el hospital, sino en su casa, en pijama, desayunando, como cualquier otra mañana, deseando recibir una llamada con buenas noticias. La llamada llegó a los pocos segundos de que el mero pensamiento se pasara por su mente, pero las buenas noticias permanecieron en su imaginación. La voz agitada de Shane la sobresaltó antes de comprender lo que estaba pasando.

Esto pinta muy mal.

No podemos llevarlo...

Lo siento mucho.

En menos de media hora, ella había llegado al hospital.

Esos últimos días se habían escuchado noticias extrañas e incomprensibles. Hablaban sobre un traslado a Atlanta por precaución al que Rue no le había prestado atención, porque, ¿qué sentido tenía? Los medios no se comportaban como lo hacían anteriormente, había reportajes sin muchos datos, entrevistas a líderes mundiales que no sabían expresar cuál era la crisis que se aproximaba y un largo etcétera de escenarios que tendrían que haber encendido una luz roja en su mente, pero no pasó. Ni siquiera pensó que algo malo llegara a ocurrir. Quizás era una falsa alarma; una exageración.

An Ode to Eaters, The Walking DeadWhere stories live. Discover now