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(¡Holi! Este one-shot forma parte de otra historia que estoy escribiendo sobre Bakugou X lectora. El prólogo y el primer capítulo saldrán el 1 de Enero.)

____ P.O.V.

La alarma de Melissa me despertó, pero al parecer, a ella no. Agarré mi almohada y se la lancé, haciendo que se levantara exaltada y se irritara ¿De qué va? Si no la hubiera despertado, seguramente llegaría tarde y encima se enfadaría aún más conmigo.

-- ¿Tenías que despertarme así? -- Me gritó.

-- Si la cancioncita "happy flower" que tienes como alarma no te avispa, ¿Qué quieres que haga? --

-- Pues despertarme correctamente, hay un proverbio que dice que si te despiertas con el pie izquierdo todo tu día se irá al garete. --

-- ¿De dónde te has sacado eso? Es estúpido, pero bueno, ¿Quieres ir a ver si Naomi está despierta? Si quieres puedes ir a golpearla con un cojín para que puedas cambiar de humor --

-- ¿Sabes qué? Esa es una maravillosa idea. --

Cogió uno de sus cojines y salió corriendo hacia el cuarto de enfrente, abriendo la puerta lista para golpear a su oponente, pero nunca lo llegó a hacer, en cambio, lo dejó caer y se giró con cara de fastidio.

-- La niña karateka se nos ha adelantado, son las seis y media de la mañana, ¿A qué hora se levanta? -- Dijo, obviamente molesta por no poder arruinarle la mañana a alguien.

-- Bueno, bajemos entonces. --

Salí de mi cama y seguí a Melissa escaleras abajo, en medio del salón estaba Naomi practicando lo que supuse que eran katas, la de pelo castaño se quedó hablando con ella, yo pasé de largo y fui a la cocina, la nevera estaba hasta arriba, me habría sorprendido si no estuviera somnolienta. Hice el desayuno para las tres, para mí hice un café y una tostada de aguacate y salí a patio trasero para poder desayunar tranquilamente; me parecía preciosa la salida del sol y qué mejor momento para ver una que a las siete de la mañana en abril, moría por ver las preciosas degradaciones que causaría la luz del sol.

...

Blanco, blanco azulado era lo único que podía ver, ni degradaciones rojas, ni amarillas, ni nada. Ahí fue cuando recordé que ya no estaba en España, sino en Japón, donde el sol emergía a las cinco y media. Me acabé mi desayuno y volví a entrar resignada.

-- ¿Qué pasa? -- preguntó Melissa.

-- No creo que me pueda adaptar al horario japonés --

Suspiré y apoyé mi cabeza sobre su hombro, Melissa me acarició la espalda y se apartó un poco para poder mirarme a la cara... Ella sabía que todas las mañanas me gustaba ver cómo salía el sol porque me relajaba ver cómo los colores cambiaban de manera perfecta.

-- Tienes unas manías muy raras, cariño --

-- Lo sé, pero que se le va a hacer... creo que deberíamos ir a vestirnos ya, al final se nos hará tarde --

La castaña asintió y subimos hasta nuestra habitación, abrí el armario y saqué el uniforme perfectamente doblado, me giré para dejarlo en la cama, quedándome mirando el poco decoro de Melissa.

-- ¿Qué? ¿Por qué te me quedas mirando mientras estoy en ropa interior? --

-- Estoy mirando la asquerosidad de uniforme que tienes. ¡Míralo! Está todo arrugado ¿Cómo vas a ir así? -- Dije señalando la ropa esparcida sobre la cama.

-- Ya es que... anoche me quede dormida encima --

La miré indignada, aún después de cinco años juntas, nunca logré que fuera ordenada. Intenté ponerme mi uniforme al completo, pero me era imposible atar la puta corbata, acabé por estresarme y la tiré al otro lado de la habitación.

Ella es mía, idiotas. (Bakugou x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora