Capítulo 1.

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Narrador Omnisciente:

Leves lágrimas brotaban de sus ojos, su vista estaba clavada en los árboles de la carretera, su silencioso llanto evidenciaba la rabia y el odio que sentía hacia ella misma.

Durante el largo viaje su mente no dejaba de torturarla, y por más que quisiera, no paraba de preguntarse, ¿Por qué? ¿Por qué tuvo que sucederle esto? ¿Por qué tuvo que haber nacido así?

El automóvil se encontraba en un total silencio hasta que su tristeza la obligó a soltar un sollozo. Por más que hubiera tratado de reprimirlo, fue imposible que los adultos sentados delante de ella no lo oyeran.

—¿Sigues llorando?—el hombre al volante fijó su mirada en ella por pocos segundos para luego regresarla a la carretera—Eres la única que ocasionó todo esto, ¿Lo sabes, no? Por tratar de encajar en un lugar al que no perteneces, y mezclarte con personas que no son de tu clase. Pudiste haberte ahorrado tal vergüenza si nunca hubieras aparecido en Evermore.

—Es suficiente, Daniel—la demandante voz de la mujer a su lado lo detuvo.

Pobre mujer, su pecho se encontraba vacío por la tristeza que la consumía. No había palabras que alcanzarán para demostrar lo mucho que adoraba a aquella joven, como si fuera su propia hija...Y ahora, muy a su pesar, sería apartada de su lado.

Tanto los consejeros, como la muchacha se mantuvieron en un silencio sepulcral durante lo que quedaba del trayecto.

Observaba como sus manos se encontraban cubiertas por unos guantes de dudoso material, parecía ser goma, pero estaba segura de que era algo más. Sin contar que contaban con un tipo de seguro al final de cada guante que ejercían una gran presión que posiblemente estuviera cortando la circulación de su sangre.

Le habían explicado innumerables veces que eran solo por seguridad, ¿Pero, por qué? Ella no de veía a si misma como "peligrosa", ¿Acaso lo era? Jamás había lastimado a alguien que no fuera a ella misma.

Su llegada era desconocida para los alumnos de Nevermore, como así el motivo e institución de la que provenía. Todo esto había sido organizado con tal de evitar cualquier situación de acoso entre estudiantes, pues como se sabía...Los perfectos estudiantes de Evermore, no eran bien recibidos por los exiliados.

Un esfuerzo en vano, su blazer y falda escocesa a cinco dedos sobre la rodilla de color "Azul Francia", sus medias bien acomodadas hasta la rodilla y camisa blanca, decorada con bellas perlas en el cuello, sus zapatos bien lustrados, los broches de perlas en el cabello y la "E" bordada en su blazer y camisa la delatarían completamente.

Ya habían bajado del vehículo, y su mirada seguía cabizbaja. Mientras que sus cosas eran subidas a su habitación, esperaban que alguien los recibiera, aunque nadie llegaría.

Su llegada estaba programada para el día siguiente, nadie esperaba que las cosas se apresuraran, y aquellas noticias no habían llegado a Nevermore.

—No tengo paciencia para estos fenómenos—el consejero tomó fuertemente el antebrazo de la joven y comenzó a caminar apresuradamente hacia la oficina de la directora, ignorando las súplicas de su compañera.

—¡Espera! ¡No la sujetes así, puedes lastimarla!—la dulce mujer sonaba desesperada, intentó defenderla, pero el hombre hizo caso omiso a sus llamados, por lo que no tuvo más opción que seguirle el paso.

Para llegar a la oficina debían pasar por toda la institución, lo que implicaría que todos los alumnos que gozaban del receso la verían.

Comenzó a llorar nuevamente ni bien pasó las grandes puertas siendo casi arrastrada.

ROSES AND THORNS | Xavier ThorpeWhere stories live. Discover now