Capitulo 35

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Alice pasó el día revoloteando a mi lado hasta que cayó la tarde.

—Te arrojaré el ramo cuando llegue el momento —comenté

—Gracias —dijo sonriendo y luego frunció el ceño— Hiciste tu maleta, ¿No?

—Aún puedo...

—¡No! Yo lo haré, tu quédate aquí.

—Me gustaría empacar mis propias cosas.

Ella no escuchó y se fue.

Salí a ver la decoración al tiempo que Alice volvió.

—Reutilizaste la decoración de la graduación —comenté

Ví la larga linea de luces que, igual que la ves anterior, comenzaban desde la linea de la carretera hasta su casa. Alice añadió a ellas lazos blancos de alguna tela cara.

—Se desperdicia lo que no se sabe apreciar —dijo ella

Los invitados comenzaron a llegar muy pronto.
Alice regresó y me puso el vestido.

—Si pudiera sudar lo estaría haciendo —dije

—Ya estas lista —dijo y dió unos pasos atrás para admirarme.

Se escucharon unos pasos subiendo las escaleras.

—Charlotte —susurré

Ella abrió la puerta, traía el pelo recogido y un vestido color celeste. Además de una cajita en la mano.

—¿Estas bien? —preguntó en cuánto me vió— Te ves nerviosa

—¿No es normal en las novias?

Ella asintió con una sonrisa.

—Te ves preciosa —susurró

—Gracias

—Te traje algo —dijo y me dió la cajita.

La abrí con delicadeza y adentro se encontraba una peineta con zafiros azules.

—Tu padre me hizo prometerle que te la daría hasta el día en que te casaras...

—Gracias, ojala pudiera estar

Ella asintió.

—Llegó tu momento —dijo Charlotte sonriendo— Suerte —dijo y salió.

Eché un vistazo afuera.

Alice si se había pasado con la decoración.

—No lo digas —exigió

La música comenzó a sonar abajo

—Alice no se si pueda hacer esto.

—Controlate. Edward espera. Ya sabes cuenta hasta cien y sales.

Ella salió disparada.
Conté hasta donde pidió y salí.

Comencé a caminar por el largo pasillo hasta que dí la vuelta en lo que había parecido la caminata más larga de mi existencia.

Al alzar la vista, encontré a Edward con un elegante traje negro y una flor en la bolsa de la solapa.

El mundo dejó de existir para mí en cuanto él me sonrió.

Me tomó de la mano y nos volteamos a mirar al sacerdote.

Hubiera deseado que Emmett se hubiera conseguido una licencia en internet, sería mucho más divertido con él enfrente.

—Señoras y señores —comenzó— Estamos aquí reunidos en esta maravillosa tarde para presenciar la unión de Edward Cullen y Venus Moon. Repitan después de mí. Yo, Edward Cullen...

—Yo, Edward Cullen —repitió con la voz más tierna en el universo.

—Te tomo a ti, Venus Moon

—Te tomo a ti, Venus Moon.

—Para amarte siempre

—Para amarte siempre —repitió con una sonrisa.

—En las buenas y en las malas —continué como Alice me había indicado.

—En la riqueza y la pobreza

—En la salud y en la enfermedad

Sonreí ante eso último, como si pudieramos enfermar.

—Para amarte

—Y atesorarte por el resto de nuestros días.

—¿Venus aceptas a Edward como tu esposo?

—Acepto

—¿Edward aceptas a Venus como tu esposa?

—Acepto

—Entonces los declaro, marido y mujer. Puede besar a la novia.

Edward se acercó delicadamente y me besó, se sentía como un beso de victoria, tanto para él como para mí.

Se separó de mi y susurró:

—Te amo

—Y yo a ti

Todos comenzaron a aplaudir y a reír. Había flash de cámaras por todas partes.

—Ojala pudiera comer pastel —le susurré a Edward— Se ve delicioso.

Eleazar, Carmen, Tanya y Kate fueron a abrazarnos.

—Bienvenida a la familia —susurró Tanya

—Gracias

Después de ellos llegó Charlotte para tomarse una foto conmigo.

Saturno, Marte, Venus y Edward (Edward Cullen)Where stories live. Discover now