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Era un nuevo día, Sunghoon se levantó con el cabello despeinado y un terrible dolor de espalda debido a la incómoda posición en la qué durmió durante la noche, ya qué se había quedado en el sillón. ¿Por qué? Sencillo, había invitado a Yang Jungwon a dormir en su casa por compasión pues estaba cien por ciento seguro de qué Jay había pasado la noche con Sunoo.

–Aún no amanece, demonios.

Se quejó en voz baja mientras realizaba unos cuántos estiramientos qué le sirvieron para hacer qué sus huesos tronaran, lo que provocó una ola de alivio en su cuerpo.

Se dirigió en silencio a su habitación, abrió despacio la puerta y tratando de no hacer ruido buscó su ropa de trabajo para darse una ducha rápida y preparar el desayuno para él y su invitado, quién dormía profundamente con una de sus almohadas abrazando, le enterneció verlo así. Se acercó para abrigarlo muy bien y no pudo no acariciar el sedoso cabello del chico en su cama, por fortuna no despertó.

Tras una hora de una relajante ducha, salió bien vestido y preparado para hacer el desayuno. No era un experto en la cocina, pero tampoco era un inútil, sabía cómo preparar huevos con tocino y debía presumir qué le quedaban deliciosos, así qué eso hizo. En dos platos colocó dos huevos estrellados con dos rebanadas de tocino cada uno y una rebanada de pan tostado, además de un vaso de jugo de naranja recién exprimido pues disfrutaba de tomarlo diario por la mañana. Dejó el desayuno en la mesa y regresó a su habitación, dónde encontró a su invitado sentado en el borde de la cama mirando a la nada.

–Buenos días, bello durmiente. El desayuno está listo, ven.

El aludido pareció despertar del trance mañanero en el qué se encontraba y siguió a su anfitrión hasta el comedor, vestido con las ropas de dormir de este qué por cierto, eran una talla más grande qué él. Se sentó y tan pronto agradeció por la comida, comenzó a comer en completo silencio.

–¿Estás bien, Jungwon?– Cuestionó el mayor de ambos al ver la extraña actitud del chico frente a él, recibiendo una mirada igual de extraña de su parte.

–Si, ¿Podría tomar una ducha y ropa prestada? Llegando a la oficina tengo ropa mía, te la devolveré tan pronto estemos allá, por favor.

El pelinegro asintió en silencio, sin entender el porqué de su repentino cambio de actitud. Durante la noche no había pasado nada, llegaron a casa y le prestó ropa para dormir, lo dejó dormir en su habitación y él durmió en la sala. ¿Qué había pasado entonces?

Veinte minutos después de completo silencio incómodo, terminaron de desayunar. El menor se duchó tan rápido cómo pudo y se vistió con la ropa de oficina del mayor, qué al ser un poco más grande le hacían ver un tanto informal y a la moda. Ambos salieron de la casa sin hablar y subieron al auto del pelinegro, todo el trayecto tenía un aura extraña, era cómo si de nuevo, fuesen sólo dos desconocidos qué compartían lugar de trabajo y el extraño comportamiento silencioso de Jungwon no hacía más qué poner de nervios a Park.

Al estacionar el auto en el parking de la oficina, Jungwon agradeció en voz baja por la noche anterior y lo recibido durante esa mañana, le hizo saber a su mayor qué la ropa le seria enviada tan pronto pudiera y sin más, bajó del auto y se adentró al edificio dispuesto a laborar cómo de costumbre, dejando a su acompañante completamente confundido y consternado. Resignado, bajó también y se adentró al edificio; grande fue su sorpresa al notar qué sus compañeros le enviaban miradas curiosas mientras cuchicheaban entre ellos, seguramente sobre la noticia de qué se había ido con Jungwon la noche anterior.

Suspiró y fue directamente a su lugar de trabajo, siendo recibido por un fuerte abrazo de su mejor amigo.

–¡Bro! Tienes qué contarme todo, pero primero...– Jake tomó al pelinegro por los hombros y lo hizo voltear en dirección a la oficina de Jay, en dónde probablemente estaba Jungwon.

–¿Qué pasa con eso?

Preguntó con aire desinteresado.

–¿Qué pasa con eso? Eso es lo qué yo quiero saber. En cuánto tu amante llegó, Jay literalmente lo arrastró hasta su oficina y comenzaron a discutir. Me pareció escuchar qué le reclamó por haberse ido contigo.

–No tiene nada qué reclamar, ese desgraciado estaba con Kim comiéndose la boca frente a toda la maldita reunión sin importarle un comino si su novio los veía o no. ¿Y ahora sale con reclamos? ¿Es enserio?— Enojado, se deshizo de su saco dispuesto a entrar a su oficina seguido de su mejor amigo, para su desgracia el día parecía querer empeorar y apenas iba comenzando. A sus espaldas, una conocida voz lo detuvo.

–Si, todos sabemos qué a Jay no le importa besarse conmigo y que todos lo vean, pero eso no te da el derecho de exprésarte así sobre una relación completamente ajena a ti.

Sunghoon volteo, encarando al causante de las desgracias amorosas del chico de sus sueños.

–Es de mala educación escuchar y entrometerse en conversaciones ajenas.

–No te ves muy educado chismeando sobre la vida privada de los demás.

Miradas de odio y desprecio fueron compartidas entre ellos, no se agradaban y eso podía notarse desde kilómetros.

De pronto, la puerta de la oficina de Jay fue abierta y Jungwon salió de ahí, atrayendo las miradas, curiosas, juzgonas y preocupadas de sus compañeros de trabajo. Tenía los ojos llorosos y caminaba con la mirada baja, cuándo levantó la vista, se topó con la mirada preocupada de Sunghoon y sin más, caminó a su área de trabajo cómo si nada hubiese pasado.









































Aquí otra partecita, ¡Buenas noches!

Boyfriend - SungwonWhere stories live. Discover now