Tradiciones

4.7K 436 25
                                    

-Por última vez, No Enid, este tema no está en discusión- afirme.

-¡y yo ya te dije que no vas a cobrar venganza es asunto mío y del líder de la manada, así que el castigo será dado por el!- Argumentó Enid.

-No- repetí -no confió en ese perro-

Enid frunció el ceño y se cruzó de brazos, desde que le han dado el alta no hemos parado de discutir sobres este tema, claro mas que nada de su parte ya que se niega a que empiece con mi trabajo.

-Merlina, no voy a quedarme de brazos cruzados y dejar que 'protejas mi honor', o algo así de tonto, además entiende, esto es algo que involucra a los míos y así como yo respeto tus asuntos tu deberías respetar los míos- termina diciéndome con un tono entre molesto e irritado que esta muy palpable en su voz.

Eso termino llamando mi atención y finalmente levantó la vista de mi libreta, donde estaba tomando notas sobre los suministros que necesitaría, solo la miró un momento, lo suficiente como  para que se inquietara bajo mi mirada escrutadora, pero no funciona está molesta, por lo que se me ocurre jugar una carta algo estúpida a mi parecer, pero que en ocasiones pasadas a dado frutos.

-Con la Navidad a la vuelta de la esquina, estoy bastante segura de que no querrás arriesgarte a terminar en la lista de traviesos si te castigan, en cambio si yo me hago cargo tu pecado será expiado y sin prueba alguna- le termino ofreciendo, después de todo hacer que un chico desaparezca sin dejar evidencias es parte de mis especialidades.

-Tal vez sí- murmuró Enid, con el ceño aún fruncido pero incapaz de mirarme a los ojos- pero ya es tarde para eso Addams los niños buenos no dejan en el hospital a su compañero de manada, así que ya soy parte de la lista de traviesos-

-¿Ah, de verdad?- Respondí con un tono sugerente.

Enid rápidamente volteo hacia mi  para observar la sonrisa que adornaba mis labios lo que hiso que inmediatamente se pusiera roja.

-¡No quise decir eso y lo sabes!-

-Yo no sé nada de lo que quieres decir, solo tú sabes lo que me quisiste dec-comencé a negar, sin dejar de bromear, pero Enid me sorprendió tomando medidas para silenciarme, puesto que logro sentir como sus manos toman mi sudadera negra y me jalan contra su ella, mientras sus labios capturaron los míos con confianza .

-eres insoportable Addams- me dice apenas y se separa de mi 

-lo que digas Sinclair- termino diciendo, mientras la atraigo para otro beso y a la par mis manos subieron para acariciar suavemente su mandíbula y la otra se desliza por su cabello apoyándome  de esa manera a para profundizar el beso, a lo cual Enid no pudo contener un leve gemido, finalmente retrocediendo un momento después por un pequeño mordisco que le di en su labio inferior.

En definitiva me sentía bastante orgullosa cuando Enid dejó escapar un fuerte suspiro jadeando a la par que tomaba algo de distancia, pero aun así pude ver su vívida mirada brillando mas de lo normal y como esta misma me miró fijamente con algo de confusión y asombro después de todo era la primera vez que le mordía el labio.

-Tal vez te deje tomar la decisión sobre ese perro- susurró en aprobación.- pero tu tendrás que pagar por ello-

Ella solo rió y su rubor avergonzado regreso, mientras se movía para alejarse de mi, imagino que pensando que había ganado pero la detuve con una mano en su cintura.

Enid solo se congeló, a la par que nuestros ojos se encontraron de nuevo y yo simplemente la atraje hacia mi sin decir nada.

-No estoy segura de que solo eso te ponga en la lista de traviesos- digo con mi voz un poco más grave de lo normal, ya inclinándome pasa besarla de nuevo y a hora fue su turno  de sonreír.

-Estoy segura de que puedes arreglar eso, pero probablemente no estaría de más dejarme ayudarte un poco - dijo en broma, pasando sus manos alrededor de mi cuello, a estas alturas ni siquiera podía preocuparme por nuestro desacuerdo anterior.

-Sí, claro, lo que sea- me apresuró atraerla de nuevo hacia mí.

Por patético que suene esto me hace recordar a una historia contada por mi tio Lucas, sobre como una noche llego de sorpresa al dormitorio de mi padre, solo para encontrarlo a el y madre teniendo sexo, siendo sincera siempre eh pensado en ellos como personas débiles que lo único que buscan es satisfacer sus necesidades como simples animales, que seden a sus bajos instintos.

No podía estar más equivocada esto no se siente como una necesidad más bien la describiría como un veneno, que quema, arde y duele, todo al mismo tiempo ...Y el único antídoto que existe para mi es Enid.

Es la unica puede calmar la sed de esta víbora, la única a quien mis manos buscan, la única presente en mi mente y la única por la que me siento de esta manera desconocidamente maravillosa.

En algún momento nuestro beso dejo de ser simple, tornándose un poco más salvajes y en algún punto del mismo termine acorralando a Enid contra su escritorio, pero eso no era suficiente para mi quería más, más de ella , por lo que me separo de solo un poco para poder agacharme y así poder levantarla, lo que por supuesto la sorprendió pero aun así no dijo nada y solo se sujetó de mi hombro para obtener esa estabilidad que necesitaba, a la par que enganchaba sus piernas en mi cintura, mientras yo sin ninguna pisca de remordimiento tiro todo lo que estaba en su escritorio solo para ponerla a ella sobre el mientras continuamos besándonos.

Entonces recuerdo lo que ella misma me ah dicho esta mañana,<<cuando estamos heridos normalmente dejamos que nuestras parejas nos lamban, madre siempre dijo que esa era la mejor medicina> > Yo no soy un lobo eso está perfectamente claro, pero nadie dijo que no puedo intentarlo.

Asi de un momento a otro dirijo mis manos al primer botón de su camisa y lo desabrocho uno... dos... cuatro... seis... todos están abierto, aprovechando eso comienzo a bajar por su cuello dejando besos y mordidas, hasta que llego a su hombro donde puedo ver una pequeña marca casi invisible por lo que bajo suavemente por sus hombros, su camisa al menos lo suficiente como para dejar esa área expuesta.

-Mer...¿ que haces?- logra articular mi chica, para justo después emitir otro gemido por la sensación de mi lengua pasando por esa zona nuevamente.

-solo hago lo que hacen los tuyos. así que quieta Enid- le digo esto último mientras entrelazo nuestras manos, se que a ella la tranquiliza eso y a mi me gusta lo que hago por lo que no quiero que me interrumpa.

Sigo bajando, por su torso lo que me permite ver otra justo debajo de su pecho que se expande a lo largo de su costado, por lo que me dirijo a esa zona delineando lo ancho de la misma con mis labios antes de hacerlo con mi lengua y es solo entonces que ella se suelta de mi, para llevar su mano a su boca y callar lo que evidentemente era un gemido.

Yo vuelvo hacia arriba atrapando sus labios en otro beso, mientras una de mi mano se posa sobre su pierna y dejo que vaya subiendo a lo largo de la misma, lo que me permite que pueda sentir como Enid tiembla ante mi toque, ¡vaya! que gracioso normal mente ella es la cazadora el feroz lobo al que todos le tiene miedo, pero justo ahora ella es mi presa, solo MIA.


HORMONASWhere stories live. Discover now