Dedicado a mis hermanas dibujistas en twitter, vine a cumplirles el sueño.
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Odiabas hacer viajes largos, más si implicaba estar tanto tiempo con el culo apoyado en un solo lugar, y peor todavía, si tenías que madrugar por hacerlo. A ver tampoco era tan malo, tratabas de verle el lado bueno a toda la situación, ibas a viajar con tu novio hasta su ciudad para pasar las fiestas en familia, el problema no era su familia para nada, te llevabas bien con todos, tampoco lo era el lugar, amabas ir a la costa, el problema era lo denso que se ponía Emiliano durante todo el trayecto, y vos tenías que soportarlo más de cinco horas, igual no había nada que unos besitos lo calmaran un toque pero vos no podías estar todo el tiempo encima de él. Se quejaba por todo, del tráfico, del sol, del asiento, del clima, de las vacas en la ruta, por suerte sabías como manejarlo, bueno, a veces....
— Podes cambiar esa cara de culo —le dijiste girando la cabeza para verlo de perfil, bajaste los ojos hasta sus manos puestas en el volante, no podías evitarlo, se te desviaban los ojos con este hombre.
— ¿Que? así es mi cara.
— ¡Amor! dale, no me gusta viajar así. Tenemos como cinco horas, te voy a cebar unos mates para que se te vaya el mal humor.
Él no dijo nada, seguía con la vista puesta en la ruta, giraste los ojos harta, no se te ocurría otra cosa que hacer para sacarle el mal humor y no querías viajar con esa mala onda, entonces preparaste unos mates como podías y conectaste el celular en el estéreo, a ver si subías un poquito con esto.
No pasaron más de treinta minutos que ya lo tenías ahí hablándote de boludeces pero a vos te encantaba escucharlo hablar, le dabas unos matecitos de vez en cuando y si se ponía una canción que le gustaba la cantaba, amabas escucharlo tararear en inglés, te hacía suspirar como una colegiala. El ambiente estaba más ameno, a veces se giraba a tirarte unas miradas y otras sonreía, vos le devolvías la sonrisa, en cualquier momento le comías la boca de una no te importaba si estaba manejando. Cuando pensaste que no te la podía poner más difícil se le ocurrió apoyar la mano en tu regazo, pegaste un saltito, no te lo esperabas, pero te encantaba que lo haga, tragaste duro, veías como su enorme mano ocupaba casi toda tu pierna. Trataste de hacerte la distraída pero no te salía porque al instante tu cara se ponía roja como un tomate, era increíble como con un simple roce te ponía de esa forma, empezaste a sentir mucho calor en una zona en específico, y él se daba cuenta lo que provocaba en vos, lo viste sonreír de lado.
— ¿Que pasa mi amor? —dijo con una sonrisa burlona, que hijo de puta, como le encantaba pelearte y vos no te quedabas atrás.
— A mi n-nada —te aclaraste la garganta, de repente sentiste como su mano empezaba a moverse lentamente de arriba hacia abajo, trataste de alejar cualquier tipo de pensamiento impuro, estaban en la ruta, era peligroso.
— ¿Segura? —insistió esta vez en inglés, con el acento británico bien marcado.
Que hijo de puta, era un hijo de mil puta, pero te calentaba que sea así, que te provoque de esa forma, él sabía lo que te gustaba y sacaba provecho cada vez que podía. Sacó su mano de tu pierna porque estaban llegando al peaje y tenía que pagar, soltaste un suspiro, no sabías si era de alivio o de frustración, ahora te había dejado con las ganas de más y si Emiliano jugaba de esa forma, entonces vos también. Le pago a la chica del peaje y continúo manejando esta vez con ambas manos, se veía muy atractivo manejando, además vestía un conjunto deportivo negro de la selección, estaba más bueno todavía, este hombre gritaba "sexo" por todas partes.
