3 | El ladrón |

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Tanizen ya estaba cansado de buscar, las últimas dos horas ya no habían encontrado nada y se había hecho de noche. Miró a su alrededor, buscando a Noni. Lo había mandado a conseguir más troncos para reavivar la fogata de Zorman, quien ya se encontraba limpiando los últimos objetos que había encontrado Focus.

Pato y Betra se habían ido, cada uno por su lado, a lo largo del día, Betra se había ido repentinamente y después volvía como si nada hubiera pasado. Ésto tenía alerta al cuervo, ya que ese par (Spreen y Betra) habían actuado de forma extraña desde que habían llegado al santuario.

Mientras el trío de amigos esperaba frente a la fogata, el rubio no dejaba de mirar al ojiverde, había una conversación pendiente pero no podían abordar el tema porque Focus estaba cerca, si bien, confiaba en el cuervo, no era un tema que entendería y prefería no darle vueltas al asunto.

Zorman notó la mirada de Tanizen y de inmediato aclaró su garganta, sonriendo de forma nerviosa mientras ocultaba sus manos entre sus muslos.

- Si tienes frío, ¿Por qué no vas a ponerte tu bata Zorman?

Cuestionó el cuervo, señalando la prenda que seguía botada junto a las cosas de Tani y Noni, el científico asintió para ponerse de pie, pero el de ojos violeta se levantó, adelantándose.

- Yo voy, también voy a ponerme la chaqueta.

Le sonrió al par mientras se alejaba para ir por las prendas y de paso revisar su mochila para confirmar que únicamente hacía falta la cinta adhesiva. Al llegar ahí, se colocó la chaqueta y se puso la bata del científico sobre el hombro para ahora sí revisar sus cosas y las de Noni.

Había determinado de que todo estaba completo, así que ahora estaba más tranquilo, volvió al grupo y se sentó, entregándole a Zorman su bata, su mirada se alzó cuando Noni apareció con las elítros y cargado de ramas.

-¿Por qué tardaste tanto, tío? ¿Fuiste a plantar los malditos árboles para recoger ramas o qué carajos pasó?

Cuestionó con enfado mientras se ponía de pie para ir a ayudarle. Le habían enviado hace una hora y media atrás. Tanizen se había preocupado.

- Perdón Jefe, es que me he encontrado con muchos Mobs y me ha explotado un Creeper por toda la cara.

Respondió la vaca mientras le hacía un puchero al Rubio, entregándole parte de las ramas y pudieran comenzar a acomodarlas en la fogata.

Zorman entregó el último libro a Focus para que pudieran guardarlo en una de las tantas mochilas que tenían. Se colocó la bata por fin, subiéndose después la capucha para cubrirse más del frío, metió ambas manos a sus bolsillos y recargó su barbilla sobre sus rodillas, dejando que el calorcito de la fogata calentara la punta de su nariz. Cerró los ojos mientras escuchaba a los otros conversar, nuevamente estaba distante. Sus energías sociales se le habían agotado y no quería hablar más.

Su estómago ya le anunciaba que debía comer algo, pero no terminó de brindarle toda su atención. Tenía muchas dudas, ¿Cuanto tiempo iba a pasar para poder ver a los dioses? ¿Cómo iba a empezar a aprender de la magia y todo eso? Para comenzar, debía aprender a leer y entender el Latín. eso ya era un paso bastante jodido. ¿Los dioses del todo hablaban? ¿O sólo se escuchaban como relámpagos?

Su corazón comenzó a acelerarse con fuerza, se echó para atás para revisar todos sus bolsillos, había recordado que la bata guardaba el objeto mágico que había encontrado la noche anterior, pero el collar no estaba, eso de inmediato preocupó al científico.

- No, no, aquí lo dejé...

Murmuró poniéndose de pie mientras volvía a revisar todos los bolsillos de su bata. Los tres amigos voltearon, sin entender que pasaba.

Después del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora