Capítulo 5

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Levi tenía hambre; una dona y una taza de café no podía saciarlo. Abandonó a su tío en el garaje y entró a la cocina furtivamente. Su tía Elizabeth tejía algo en la sala con tanta concentración, que ni siquiera lo vio pasar. En la cocina, Levi localizó la caja de donas sobre el refrigerador; esa era obra de su madre, seguramente le había pedido a Eren que las pusiera ahí, para que él no pudiera alcanzarlas. Pero no contaba con que su pequeño hijo, era un genio.

El azabache se frotó las manos y comenzó a tararear la canción de "Misión imposible" mientras se deslizaba por la cocina, tomaba una silla y la colocaba frente al refrigerador. Puso un pie sobre la silla, luego el otro y se estiró para alcanzar la caja. Pero ¡oh sorpresa! La caja estaba un poco hacia atrás, lo que le impedía tomarla.

"Maldición" murmuró dejando atrás su canción. Se paró de puntillas y se estiró un poco más. Maldito Eren, se había encargado de ponérsela difícil; aunque la de la idea debió ser su madre, no podía maldecirla a ella. Sintió una gota de sudor resbalar por su sien, pero no se dio cuenta de que la silla comenzaba a resbalar sobre el piso pulido de la cocina.

—¡Levi! ¡¿Qué haces?!

La voz de su madre lo asustó, giró bruscamente y la pata de la silla chirrió. Levi ya anticipaba el golpe que se llevaría, pero no llegó. Mágicamente, en lugar de encontrarse en el piso, se encontró en los brazos de Eren. No le sorprendió, era Navidad y El moreno era un ente mágico salido de ésta.

—¿Estás bien?

Levi asintió, y ambos suspiraron aliviados. Pero una amenaza más grande se acercaba a espaldas de Levi.

—¡Rivaille Ackerman! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no te subas a las sillas así?!

Levi, como un rayo, puso a Eren entre él y su madre.

—¡Mamá, ya no tengo seis años!

—¡Pues no te comportes como si los tuvieras!

El moreno no pudo más que reír y dejarse jalar por Levi, quien se escondía de su madre. La salvación vino de afuera. Unos pasos apresurados se dejaron escuchar junto con unos gritos infantiles. Kuchel Ackerman dejó el cucharon, que había sujetado para darle un mazazo disciplinario a su hijo, y se giró con una enorme sonrisa. Un cambio de ánimo, que hizo que Levi sintiera escalofríos.

—¡Abuela! —Gritaron los niños en cuanto entraron a la cocina y se pegaron a sus piernas.

Detrás de ellos, venía Moblit, quien, sin decir nada, cruzó la cocina por una taza de café. Levi salió de su escondite y sonrió.

—¿Un mal día, Mob? —le dijo.

El hombre lo miró y luego, reparó en Eren.

—¿Quién es él?

El joven estiró su mano para presentarse, pero Levi fue quien se la sujeto y quien, también, lo presentó.

—Eren Jaeger, es mi novio.

Moblit hizo una mueca, como si hubiera comido algo muy ácido; y bebió de un trago su café.

—Fracaso—dijo—, eso te vaticino.

—Sí, gracias —Levi sonrió y añadió con ironía—. Por cierto, ¿dónde está tu mujer? ¿En casa de sus padres de nuevo?

—¡Levi! ¡Moblit! —la matriarca les lanzó una mirada de advertencia—. Es Navidad, por favor...

Ambos hermanos chasquearon la lengua, pero no agregaron nada más.

—¡Tío Levi! —los niños se acercaron para saludarlo— ¡Traemos fuegos artificiales! ¡Vamos a encenderlos!

Un Inesperado Regalo de NavidadWhere stories live. Discover now