1 Plié

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Está nevando. Veo el edificio blanco a través de la ventana de mi limusina, y debo reconocer que el lugar parece digno de un cuento de navidad. La mansión Demon es colosal, casi un palacio y, por un instante, me pierdo en los ecos de mi pasado. Hubo un tiempo en que solíamos vivir así, un tiempo en que mi familia era igual de grande y poderosa. Aparto esos recuerdos que entorpecen mi misión, y me concentro sólo en la gran puerta, abierta de par en par para recibir a los invitados que acuden a este desfile de falsedad. No puedo culparlos, después de todo, yo misma vengo con una sonrisa hipócrita. Ajusto mi estola, me aseguro que cada detalle de mi apariencia sea perfecto y, tras una inhalación, bajo del auto para enfrentar mi destino.

El vestíbulo es tan asombroso cómo lo esperaba, todo mármol blanco y grandeza. Las decoraciones invernales son de un gusto exquisito, y tengo que admitirlo, se ve que han echado la casa por la ventana. Todo es una mentira. Las esculturas me miran tan fríamente como yo a ellas y, donde otros podrían ver majestuosidad y belleza, yo solo veo la riqueza corrupta de un clan de demonios. Pero eso se acaba hoy. He venido a matar al heredero de la familia Demon, y esta venganza no tiene marcha atrás.

He entrenado por años, mi madre está de acuerdo en que estoy lista, y no hay mejor ocasión, ya que los malditos están confiados y ya nos cuentan entre sus enemigos vencidos. Gran error. Sigo las direcciones del ballet que me guía por la escalera hasta el gran salón, y entro al nido donde estás arañas están tejiendo su nido. Que lugar tan hermoso. El orgullo de muchas generaciones está en estos muros, lo cuál vuelve ridículo el motivo de la fiesta, una semana de celebración en honor a Felicia Demon. Zorra adúltera, ¿los gemelos en verdad son del famoso Felec? Hablando del diablo, ahí está. Felec Demon, jefe de clan de esta familia.

El viejo tiene dos hijos, pero sólo uno de ellos es mi objetivo. Saludo a algunas personas, me presento con otras y, cuando por fin me he incorporado a la fiesta, comienzo a buscar con la mirada a mi preciada presa. Meliodas Demon. Tengo tatuada en la mente su fotografía, es una criatura arrogante, fría, cruel y maliciosa. Es tan codicioso como su padre, pero peor, pues es joven y agresivo, un empresario en ascenso. Esta fiesta no es más que una excusa para presentarlo como nueva cabeza del clan, consolidando sus alianzas y subiendo sus acciones al máximo. No dejaré que pase.

Lo mataré justo cuando se creen en lo más alto, y no sólo no alcanzarán su objetivo sino que, además, nunca volverán a levantarse. ¿Dónde estás? ¡¿Dónde te escondes, pequeño monstruo?! Por fin, después de buscar un rato veo un destello de cabello rubio, y mi instinto me dice que con toda seguridad es él. Me acerco discretamente mientras habla con unas personas y, en cuanto estás se despiden, salgo de mi escondite y por fin puedo verlo con claridad. Siento un escalofrío recorrerme la piel, como una brisa de invierno erizándola, y tengo que mirar otra vez, para estar segura de lo que he visto. Esta persona, ¿en verdad es Meliodas Demon?

Pareciera pero, al mismo tiempo, no es así. El hombre en la fotografía tenía una mirada fría, ojos oscuros y mueca despectiva. El muchacho frente a mí luce como un adolescente, uno con una sonrisa dulce e iris brillantes como esmeraldas. Es de estatura baja, lo cuál ya me parece gracioso, pero ni eso ni su complexión son lo detiene mi asalto. Es su cara. Y es que, por alguna razón parece muy, muy triste.

Basta. ¿A mí qué me importa eso? No es asunto mío, y además, ha llegado el momento de actuar. Retoco mi labial, bajo un poco mi escote, y acomodo los pliegues de mi vestido rojo, una pieza hecha para matar. Mis armas están listas. Veamos qué es lo que este enemigo tiene para ofrecerme.

—Buenas noches, señor.

—Bu... Buenas... noches. —Ya cayó. Por favor, no me digas que es así de fácil. Apenas se da la vuelta para mirarme, se ruboriza de golpe y ve a cualquier parte menos a mí.

—¿Cómo está? ¿Disfrutando de la generosa hospitalidad de la familia Demon? —Tengo que fingir que no sé quién es, es parte del coqueteo para llevarlo por donde quiero. Pero dios, ¿está táctica siquiera es necesaria? Se pone un mechón de cabello tras la oreja en un gesto de timidez, mueve su peso de un pie a otro, y acto seguido, se permite mirar un segundo mi escote. Este sujeto es pan comido, no me va a costar nada seducirlo—. Yo acabo de llegar a la ciudad, y déjeme decirle que estoy fascinada por el recibimiento.

—¿De verdad? Me alegra mucho oírlo. ¿Piensa pasar aquí las festividades? Es un lugar maravilloso para descansar y... —Pobre tonto. Recordó que tiene modales, pero ahora no puede parar de hablar debido al nerviosismo. Me parecería adorable, de no ser porque yo sé que ninguna serpiente puede serlo.

—Desafortunadamente vengo por negocios, pero no descarto quedarme unos días para disfrutar. Liz Danafor, es un placer conocerlo, ¿señor...?

—Meliodas. Meliodas Demon, para servirle. —Me besa los nudillos como hacen los caballeros, y yo me permito sentir un extraño cosquilleo que se esparce desde el punto donde me tocan sus labios. ¿Será sádico de mi parte que haya disfrutado su contacto?

—Pero qué tonta, disculpe que no lo reconociera. Es muy diferente de las fotos, es más apuesto en persona.

—Yo, pues, gracias. Usted también es, esto... —dice atropelladamente, y tal vez habríamos seguido el flirteo, de no ser porque suena una campana que hace que todos volteemos. Es Felec. Nos mira desde lo alto de la escalera, y parece que está por decir unas palabras.

—Mis queridos invitados. Me complace de sobremanera contar con su presencia nuevamente este año, y espero de corazón puedan disfrutar con nosotros de esta semana, al mismo tiempo celebración y fiesta solemne, en honor de mi querida esposa. Espero que su memoria nos brinde a todos buenos recuerdos, y nos inspire para ser mejores cada año, hasta merecer el cielo donde está ella. Por Felicia.

—¡Por Felicia! —Dice levantando una copa, y yo siento tal náusea que apenas puedo contener el impulso de vomitar. Bastardo. No tiene corazón, y todo ese discurso es una mentira. Un teatro, una pantomima para reunir a sus inversores y conmemorar a una esposa a la que desdeñó. Entonces se despliegan unos pendones de tela fina, y en ellos, aparece el rostro de la mujer que destruyó a mi familia. No puedo soportarlo, pero antes de que siquiera pueda moverme, quien termina excusándose es otra persona.

—Disculpe. —Dice mi acompañante antes de salir corriendo, y su expresión es tan triste que por un segundo siento el impulso de consolarlo. Meliodas Demon, ¿quién eres en realidad? ¿Será posible que tú si tengas un corazón latiendo en tu pecho? La ceremonia de bienvenida acaba, mi presa ha escapado y, con un gusto amargo en la boca, me resigno a que esta no será la noche que tome su vida. 


***

¡Waaaaaah! 0.0 ¿Qué pasó con nuestra dulce Ellie? ¿Cuál es el origen de su venganza? ¿La familia Demon es buena o mala? ¡¿Qué está pasandaaaaa?! [se calma, el equipo de apoyo le pone una bolsa de hielo en la frente, y se oye un pssst mientras se apaga. Uff, disculpen, me emocioné de más ^u^ Es sólo el inicio, pero igual resulta intrigante. No desesperen, mañana sabremos un poco más pero, mientras llega ese momento, ¿qué les parece un secreto de esta obra? ¿Sabían que titule los capítulos pensando en los siete pasos básicos del ballet? Después de todo, el nombre y la trama de la obra van sobre esa danza, cada entrega más intensa que la interior, y con un climax que los dejará girando, fufufu. Muchas gracias por estar aquí, les mando un beso, un abrazo y, si las diosas lo quieren, nos vemos mañana para más. 

La Danza de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora