𝗢𝗡𝗘 𝗟𝗔𝗦𝗧 𝗧𝗥𝗬 ☾︎ Un hermoso y apreciado encuentro, una dolorosa despedida, un desesperado y vacío olvido y un encuentro tristemente extraño.
☾︎ Donde 𝗟𝗜𝗟𝗟𝗔𝗛 𝗛𝗨𝗡𝗧 vuelve a España para reencontrarse con quién creía que era su gran...
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I; THE MEETING.
El interior del estadio dejaba de ser tan bullicioso como las atestadas calles que lo rodeaban. Un clima más pacífico permanecía allí, cosa que Lillah, quién odiaba el escándalo y las multitudes, agradecía.
Una frustración poco disimulada pintaba el rostro de aquella joven rubia, quién había deseado profundamente ver a Pablo bajar del bus que los acercaba a las instalaciones y así realizar su reencuentro soñado, digno de una buena película romántica. Por el contrario, Aurora, quién lucía demasiado horrorizada por la multitud de las afueras, las había tomado a ambas por el brazo y arrastrado lejos de los jugadores que se aproximaban.
Frustrada, Lillah había arrastrado sus pies hasta el interior, con un malhumor brotando desde la palma de su mano, mientras Aurora parloteba sobre algo lo suficientemente trivial para que Lilly perdiera el hilo de la conversación.
— ¿Y tú, Lilly? — inquirió Aurora a su lado, sonriendo de punta a punta. Realmente estaba emocionada por su pequeño encuentro y, aunque Lillah no quisiera aceptarlo, ella también lo estaba, y mucho. Por fin se sentía en casa, una vez más. — ¿Qué estudiarás? — preguntó luego de segundos silenciosos.
— ¡Oh! Derecho, para mi desgracia —. comentó, fingiendo un suspiro exagerado y ganando la risa de sus dos acompañantes.
Paloma sonrió incómoda, pero con sutileza, y desvió el tema, intentando evitar una situación desagradable para su amiga. Porque, después de todo, sabía por todo lo que había pasado y, desde su posición, hacía todo lo que podía para ayudar.
Las nerviosas orbes de Lillah se pasearon de un lado a otro mientras Aurora y Paloma charlaban animadamente, esperando la salida de los jugadores. Para Lillah, alguien que no había pisado un estadio en toda su vida, todo lucía alucinante, y sabía que sería incluso a un mejor cuándo Pablo la pisara y todo cobrara una poco más de sentido, ya que, realmente, nunca le había gustado el fútbol.
Minutos y minutos y minutos habían pasado allí sentadas, en esas butacas incómodas y en un ambiente que, para Lillah, resultaba increíblemente aburrido. Había intentado de todo: desde involucrarse en las conversaciones que no le interesaban hasta jugar con sus dedos, envuelta por un nerviosismo creciente que la rodeaba de pies a cabeza, y por un sentimiento que no reconocía y creía que era felicidad.
Felicidad.
Todo se tornó entretenido cuándo una joven morena e increíblemente atractiva se plantó a su lado, sonriendo de punta a punta y luciendo jodidamente radianten brillante.
— ¡Aury! ¡Aquí estás! Te busqué por todos lados. — chilló, abrazándola con una energía que rebalsaba y contagiaba. Lillah sonrió instantáneamente, sin saber cuál era la razón, pero sabía que en esa chica vería una nueva amiga, y se sentía como un gran alivio luego de cargar con kilos y kilos sobre sus hombros.
