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Issei: ¡Oh Lucifer! En mi nombre: Issei. Dios de Dragones, Dios de Dioses, Dios creador de todo, ¡¡Te maldigo a ti y los tuyos, hijos de $*|#&'^!! ¡Maldigo a sus descendencias con la poca infertilidad! ¡Tus hijas pasaron dolores agudos al traer vida a este mundo! — hablo con furia el dragón — ¡Clamaras por ayuda, pero nadie te ayudara! La tierra que toques quedara maldita y te maldecirá a ti — declaro el dragón dorado.
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El dragón estaba levitando en lo que ahora era el llamado Inframundo. En el suelo estaba el mismo Lucifer y a su lado Lilith. La primera mujer, segunda humana venida del polvo. La deshonra de la creación.
Issei: ¡Y a ti, Lilith! ¡¡Maldita seas por siempre a la inmortalidad! ¡Vivirás hasta el fin de los tiempos pero dolores vendrán a ti todos los días que desearas la muerte! ¡Como los dolores de parto que sufriste al parir esa deshonra! No podrás dormir por las noches, la Diosa de la Suerte te abandonara y todo lo que hagas te saldrá mal. Todos te odiaran y nunca serás feliz, ¡Tu esposo te someterá y maltratara por haber abandonado al hombre de tu juventud, que con amor y cariño te cuido pero decidiste abandonar! — maldijo mas enojado.
La mujer que Issei maldijo arrugo la cara en enojo y tristeza. Recuerdos tristes vinieron a ella de su primer pareja. Aquel llamado Adam. Su ahora actual amante era sádico, odioso y sin amor por ella.
Issei: ¡Tranquilos deben estar! ¡¡Yo mismo hice un lugar para ustedes!! — sonrió con maldad — ¡Un lugar donde podrán redimirse al morir!
Atras el dragón, un brecha se abrió. Una brecha interdimensional directo al lugar donde el decía. La pareja de demonios vio el lugar y quedaron horrorizados.
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