Prologo

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Antes de empezar, una vez más, Feliz Navidad a mis seguidores. Aqui llego con una historia más, traida desde el corazón por alguien que marcó mi infancia. Si por el título no fue obvio, lo diré, esta historia es mi tributo especial al legado de Jason David Frank. Todavia trató de asimilarlo.

Yo solo quiero que sepan que todo fue elegido con cuidado para esta historia, así que si no te gusta lo que lees, eres bienvenido para retirarte.

Ahora si, podemos dar inicio a la función.

En una habitación, se puede ver a un joven rubio, durmiendo en su cama. Este quería descansar sin que nada lo molestase. Aunque sabia que pronto su familia vendría despertarlo. Ya sea su papá, su mamá o uno de sus hermanos.

Sin que se diese cuenta, la puerta se abría lentamente, y la familia de el se adentraba, haciendose señas de que no hagan ruido. La mujer del grupo, una mujer rubia, se acercaba a las persianas lista para abrirlas. Sabia que su hijo odiaba cuando hacia eso.

-¡A despertarse Jaune!- Exclamó ella mientras abría las persianas, dejando que la luz del sol entre a la habitación.

-¡Gah!- Exclamó el rubio en cuanto abrio los ojos, cayendo de la cama con su sabana enredada en su cuerpo, causando la risa de sus hermanos.

-Nunca falla.- Dijo el hombre mayor, un pelinegro de cabello corto con una sonrisa en su rostro.

-Odio cuando hacen eso.- Dijo el muchacho rubio mientras se sobaba la cabeza.

-Si no lo hacemos, nunca te levantas y llegas tarde a la escuela.- Dijo su hermano mayor con una sonrisa burlona. -Además, no pensarás que te dejariamos dormir todo el día, en especial el día de hoy.-

-¿Qué día es hoy? Sigo un poco aturdido.- Cuestiono este mientras se sobaba la cabeza.

-¡Feliz cumpleaños!- Exclamó la niña menor del grupo, que es muy parecida a su madre, mientras se abalanzaba a abrazar a Jaune.

-Feliz cumpleaños hijo.- Dijo el hombre con una sonrisa mientras ayudaba a levantar al rubio.

El rubio sonría, aunque ya sabia la verdad detrás de esta fecha. No recuerda exactamente el día en que nacio, pero este día se quedó como su cunpleaños.

El día en que su padre lo rescató hace 11 años. Es el recuerdo más lejano que tiene, recordando que este le dijo que se había golpeado la cabeza ese día.

En el bosque, se puede ver corriendo a un niño rubio, su rostro mostrando miedo al estar huyendo de unas extrañas criaturas que lo estaban siguiendo. No sabia de donde salieron, pero estas al notar su presencia no dudaron en perseguirlo para hacerle daño.

Sus piernas corrian lo más que podian aguantar, tambien lo sabia por su agitada respiración. Sabia que entre más tiempo corriese pronto se cansaria. No se atrevia a voltear atrás, temiendo pensar en la distancia que habia en sus persecutores.

No supo cuanto tiempo llevó corriendo, solo se detuvo en el momento en el que tropezó con una raiz del suelo, cayendo en una abertura en la tierra, golpeandose la cabeza. Las criaturas se detuvieron a escasos metros de el observando donde cayó, casi como si estuviesen esperando el momento.

El joven niño no se movia, dando a las criaturas lo que querian, pero antes de que se abalanzaran a el, recibieron disparos de un lado, para que una figura misteriosa se abalanzara contra las criaturas, enfrentandolas con una espada haciendo cortes precisos y directos, causando que estas criaturas empezaran a desvanecerse.

-¡Poder fuera!- Dijo la voz nueva, iluminandose para revelar debajo de el un hombre con ropa normal que se acerca a ver al chico. "Perdio la consciencia con el golpe, posiblemente sufrio una contusión, tiene unas heridas pero fue por la caida." Pensaba el hombre mientras lo examinaba. "Se ve muy joven, alrededor de la edad de JJ."

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