Nonsense

𝕋𝕚𝕞𝕖 𝕥𝕠 𝕥𝕙𝕚𝕟𝕜 𝕒𝕓𝕠𝕦𝕥 𝕥𝕙𝕖 𝕡𝕣𝕖𝕤𝕖𝕟𝕥

𝙿𝚒𝚎𝚗𝚜𝚘 𝚎𝚗 𝚞𝚗𝚊 𝚟𝚎𝚛𝚜𝚒ó𝚗 𝚚𝚞𝚎 𝚢𝚊 𝚗𝚘 𝚎𝚡𝚒𝚜𝚝𝚎, 𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚒 𝚢𝚘 𝚊𝚌𝚝𝚞𝚊𝚕 𝚗𝚘 𝚖𝚎 𝚐𝚞𝚜𝚝𝚊 —

サニ

Desde hace un tiempo comencé a registrar momentos de mi vida, situaciones y pensamientos que me atormentan, y que no encuentro la forma de decir al mundo.

Es curioso ver mi yo del pasado, aquella de 2020, para ser más exactos, la cuál afrontó la tensión como todos los demás e incluso se jactó de decir que se encontraba en plena aceptación personal.

Si tan solo fuera capaz de ver cuánto odio, desesperación y depresión sufrí, al sentirme insuficiente, inútil. No hay remedio, me presiono a mi misma para tener algo que lucir a mi edad, lo que solo me derrumba en el mar de emociones habituales.

La marea arrasa con mayor intensidad a otros años, pese a estar formada de las mismas emociones, el factor del tiempo hace que se sienta un maremoto del que no soy capaz de salir a flote.

Descubrí, muy a la mala, cuán peligroso es dejarme sola conmigo misma.

Exponiendo mis problemas de dibujo, que aumentan conforme los días, aún me es difícil poner todo el trasfondo sobre el teclado, ya que, mi inseguro yo controla mis palabras.

Observar el cambio progresivo de Murasaki, la decadencia de Noriko y la tenue figura de lo que fue su creadora, solo deja rastros de la pregunta que crece día a día; ¿Quién soy yo?

Dar un vistazo a un viejo cuaderno de 2020 me dió la respuesta sobre la apariencia de mi Oc principal, el cuál sufrió de un constante abuso y degenere de mi parte, invadiendo mi cabeza, mis ideas, tiempo e historias, por el simple hecho de sentirme sola y usarla como un escudo. Escudo que se ha roto estos últimos meses, al ver todo lo que le he hecho por miedo a afrontar mi realidad en la que me recluyo de amigos y conocidos, sigo pidiendo auxilio para no sentirme sola pero aún así atemorizo a la gente y ellos a mí.

Si, finalmente hoy tome un par de palabras para marcar este suceso, la verdad es que entró en mi campo de visión la idea de cuánto necesito sentirme rodeada de diferentes personalidades, para no caer ante mis propias palabras abrasivas. Pues, a escasos días de las fiestas decembrinas, la esperanza aguarda en mi pecho, el sentimiento que me está dando una razón de ser, la idea de mentirme sobre los resultados.

El dictamen se publicará en los primeros 10 días de enero, y pese a lo que conlleva; Dinero, gente, individualidad, esfuerzo, trabajo, el exterior. Ciertamente, me siento emocionada, necesito la sensación de pertenecer a un rol, un grupo, que mi vida está valiendo la pena y que soy alguien de provecho. Me estoy ilusionado con mentiras sobre la nueva etapa, todo porque encuentro una idea cálida, aún si no es verdad, estoy de la mano de esta idea, dispuesta a aceptar lo malo, por mucho que sea, conozco mi ser, sé que por más preparada mentalmente que vaya me terminaré quejando, y eso está bien.

Estoy en un punto en el que incluso encontrar de que quejarse cada día me causa ilusión, me trae a la mente la idea de otro sentimiento que no sea desesperación para está pobre inútil.

Mis palabras son cada vez más torpes, así como mi forma de escribir se torna confusa, pero, sigo adelante suplicando que sea un mal momento, como todo siempre lo ha sido.

Pese a sostener la mano de la esperanza, aún me preocupa el futuro del rechazo, el cual no quiero ni imaginar, me encuentro indispuesta.

Es tan complicado exponer que tanto estoy cayendo, pero sigo intentando plasmar estos episodios, por si algún día ya no estoy... Hacer el intento de llegar a la simpatía de mi familia y allegados, que vean una fracción de todo lo que me inmovilizaba.

Ni siquiera estoy  del todo conciente de que falta una semana para noche buena, en menos de quince días, aproximadamente, el 2023 llegará... Ha sido el año de la disociación.

Y ahora, un corto momento para hablar de mi aspecto, el físico que tanto odio.

Es monstruoso el ritmo con el que he ido aumentando de peso, y no es para menos, ya no hago el esfuerzo por mantener mi alimentación a raya, simplemente deje de pensar en ello.

Hay días que me rehusó a formular la ida de comer, y sin más la media tarde llega para abofetearme en mi cama, observando el crepúsculo desde mi sedentarismo.

Sin mencionar mi penoso accidente a inicios de este mes, en dónde caí y me esguince el tobillo, a la fecha no puedo moverme como antes, y yo me exijo seguir adelante sin siquiera pensar en la recuperación, pese a ello, mi mente no deja de darle vueltas al asunto de que ahora me cuesta más caminar, algo que use para resguardarme y terminar con la poca resistencia que tenía.

Me doy asco, con solo ver mi reflejo me dan ganas de terminar con todo. "Es mía y solo mía, solo es mi culpa que haya descuidado mi salud, mi peso, mi resistencia, merezco esto, merezco ser una aberración..."

Por más que haya pensado en salir, en mantener el margen de mi cuidado personal, cuando estoy en el momento decisivo solo tiro todo a la deriva y me envuelvo en mis pensamientos; "No vale la pena empezar ahora, ya lo he intentado, no servirá."

Hace tiempo que tire la toalla sobre una dieta rigurosa, aunque aún mantenga la idea de balancear mi alimentación, si pudiera siquiera completar las tres comidas del día.

La forma en la que me veo es solo un reflejo de como me siento. No creo ser capaz de seguir soportando las críticas para con mi peso, ha sido una lucha de más de quince años que no he podido vencer. Por eso, pese a que sí, me afecta, cierro mis odios para solo autocompadecerme en el interior.

Ya hasta es inútil decir cuán cansada estoy de todo esto, y lo difícil que es tomar las riendas por cuenta propia, sobre todo cuando todos al alrededor me miran como un desperdicio que no hace un intento, si supieran que aún intento despertar otro día más... Aunque no sepa cómo lidiar conmigo misma.

Me pregunto, cómo serán las cosas cuando esto haya terminado, cuando finalmente me decida a callar mi tormento...

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