HELADO

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Helado.


El día estaba estupendo, el sol se encontraba en su punto máximo iluminándolo todo, junto a él varias nubes adornaban el cielo.

La temperatura rozaba lo insoportable, hacía quizás unos treinta y cinco grados, a la sombra y unos cuarenta al sol.

Pero ella era una chica del calor, debía serlo era una joven Australiana, criada en dicho país a orillas de la playa su patio de juegos había sido la arena misma. Así que el calor para ella no era para nada feo.

En cambio Matt, todo un inglés parecía desvanecerse a cada paso que daban, sin contar que la había obligado a ponerse protector solar y sombrero de pescador color blanco para protegerla de la insolación.

Era claro que esto había provocado el berrinche de la menor que no le gustaba lo pegajoso del protector solar y odiaba cualquier cosa que le tapase la visita. Pero tras una mirada de advertencia de su Daddy prefirió guardar silencio.

Las calles de México eran toda una aventura para la rubia, quien jamás había pisado el suelo de dicho país.

Sostenía la mano de Matt muy fuerte mientras caminaba dando saltitos y observando todo con ojos curiosos. Sentía que caminaba por las nubes, que estaba en un sueño. Completamente maravillada por el idioma, la cultura y el paisaje.

Matt la miraba completamente embelesado, fascinado ante las muecas de su adorada niña.

—Mira allí hay una heladería — habló Milly señalando el sitio. Matt rápidamente bajó su mano, pues era de mala educación señalar— se llama "Endulzando la ¿vida"? —su pronunciación no era muy buena pero había podido leer el letrero y eso era todo un avance.

—Aja, así se llama. ¿Quieres un helado? —preguntó observándola. Ella asintió.

Una genuina sonrisa se esparció por su rostro y rápidamente tiró de él hacía el local.

Si había algo que Milly amaba más que la actuación, el arte y la música, era la comida y sobre todo los postres.

El helado de crema oreo y chocolate granizado eran sus favoritos. Aún no entendía cómo su pequeño estómago era capaz de soportar un gusto de helado tan pesado. Pero lo hacía, era capaz de comerse un kilo ella sola en menos de media hora.

Pronto estuvieron en la fila, ella lo abrazaba por la cintura mientras que él tenía su brazo en su hombro.

—¿Cuántos países conoces? —preguntó elevando su cuello para poder verle.

❝𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 ❞ - 𝔐𝔞𝔱𝔱 𝔖𝔪𝔦𝔱𝔥Where stories live. Discover now