CAPITULO 26

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CAPITULO 26
ACOMPAÑANTE
─═❦𝑫𝑨𝑹𝑰𝑬𝑵❦═─


—Ey, que bueno verte.

Kenji me recibió con un abrazo fuerte además de un par de palmadas sobre la espalda.

—Que tal Kenji.

Él se hizo a un lado dejándome entrar a su casa.
Sabía que el resto de las personas estaban aquí, podía escuchar la risa de Hotaru además del sin fin de preguntas de la señora Tsukino hacia Hotaru sobre el embarazo.

—¿Llegué tarde?

—Para nada muchacho. Es extraño que un domingo al medio día esté la gente reunida en mi casa —se rió—. Es Ikuko quien no ha querido salir de casa ya sabes, intenta mantener a todos en su círculo perfecto.

Sonreí de boca cerrada.
Si, Serena ya me había mantenido al tanto del problema con su madre.
Ikuko intenta mantener a Serena en casa tratando de que ella no se divirtiera y viviera. En cierta parte la comprendo, es su hija y se lo que es tener el deseo e impulso de mantener a Serena en una cajita de cristal y cuidarla para que ella esté bien pero también apoyaba a Serena.
Serena necesitaba ser libre, disfrutar lo que le queda de vida, por una vez ser feliz tal y como ella lo quiere. A mí me dolía demasiado pensar en aquel tema, el saber que el tiempo sigue corriendo y no saber si la tendré en mis brazos por un par de meses más. Siempre trataba de olvidar ese tema y concentrarme en el momento, en disfrutar lo que Serena me está dando y yo con muchísimo gusto lo acepto.

Kenji entró a la sala yendo a su sofá donde Galleta lo esperaba. Zafiro me saludó con un leve agitamiento en su mano, el resto de las chicas solo me sonrieron al verme. Faltaba una persona.

—Hola Grandulón —escuché su voz detrás de mi además de sentir un leve pinchazo sobre mi espalda—. ¿Qué tal todo?

Con una auténtica sonrisa me giré a verla.
Ahí estaba mi chica, la había visto el día de ayer y la extrañaba. Su sonrisa y ojos brillantes me saludaban como cada día, su escote de igual manera quería llamar mi atención y jodidamente lo logró.
Ya habían pasado un par de semanas desde que ambos nos sucumbimos en la pasión y placer. Hacíamos el amor cada vez que teníamos la oportunidad, normalmente eran todas las jodidas noches que ella se quedaba en mi departamento además ya habíamos aclarado un poco sobre el tema de que ella se mudé conmigo.

El día que me lo dijo como intento de broma me hizo tensarme y pensar demasiado. No voy a negar que la idea me estaba matando, si, quería que ella se mudara conmigo y así estar todas las jodidas horas y días con ella, debía aprovechar cada instante y cuando tomé la decisión, había encontrado a Serena llorando en el sofá. Sin pensarlo, la tomé en mis brazos mientras ella repetía más de una vez lo mucho que odiaba su vida.
Esta vez tomé el papel de consolar a una persona que odiaba su vida y… Las palabras que decía Serena, eran las mismas que yo repetía cada día durante largos años.

Ahora Serena tenía la libertad de quedarse en mi departamento cuánto tiempo quisiera, de hecho ya había dejado un par de cosas sobre mi cuarto de baño o algunas cuantas prendas. Lo habíamos tomado sin prisa después de una larga charla y sabía que poco a poco Serena empezaría a mudarse Conmigo.

—Hola amor.

Me incliné dejándole un beso sobre su mejilla, quisiera besarla en los labios y hundirme en ella pero no era el momento, tenía a sus padres a un par de metros y no quería faltarles al respeto.

Serena se rió.

—No es el saludo que esperaba pero me conformo —me miró—. Luces atractivo Chiba.

Hasta Que La Vida Nos SepareWhere stories live. Discover now