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Rubius y Quackity llevaban un tiempo ya que su paseo por Karmaland, de vez en cuando deteniéndose a comprar o comer algo, ya varias veces algunos aldeanos esperanzados se arrodillaban ante el híbrido de oso por su regreso

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Rubius y Quackity llevaban un tiempo ya que su paseo por Karmaland, de vez en cuando deteniéndose a comprar o comer algo, ya varias veces algunos aldeanos esperanzados se arrodillaban ante el híbrido de oso por su regreso.
- Parece que aquí te tratan muy bien.- El alado admiraba las muestras de alabanza que le daban las personas, las monjas se referían a el cómo "padre", cosa que Quackity creía que era solo una broma. -Entonces, acá eras cura? No me lo creó.- Una risa fuerte salió de la boca del menor, cosa que le agradó poco a las monjas del lugar que se dirigieron a reclamar al chico sobre sus palabras.

-¿Cómo te atreves a hablarle así al cura?- Las monjas gritaban alrededor del chico mientras rezaban a su alrededor pidiendo perdón a Rubius por las palabras del niño. -Que dios te perdone por tus palabras!-

Trás ver la cara de incómodidad del menor, Rubius se entrometió entre las monjas para tomar al chico de la mano. -Señoritas, tranquilas. Todo está bien, tenemos que irnos.-
Y sin más, trás mandarle una bendición a las monjas se alejaron del lugar.

-Gracias por la salvada.- Caminaban sin ningún rumbo por el pueblo, caminando en silencio, pero el silencio no era incómodo, era más un silencio necesario y confortante, pero Quackity decidió romperlo para hablar contestarse una duda -¿Te agrada volver acá?-

-Bueno.- El mayor se detuvo mientras pensaba su respuesta, poco a poco su mirada se mostraba algo triste. -Sabes, este pueblo es muy lindo y tengo buenos recuerdos de el pero, no puedo dejar de pensar en todos a quienes dejé atrás.- Los ojos llorosos del chico fueron suficiente para que el alado abrazara al chico tratando de calmarle.

-Se como te sientes, yo también estoy preocupado por mis primos y los demás.- El mayor no aguantó más y se desbordó en llanto frente al pueblo, no le gustaba mostrarse tan vulnerable, pero al menos le tranquilizaba que estuviera un amigo el cual le apoyara y sufriera por el mismo problema. -Que te parece si vamos a tu casa a hablar y para que te tranquilices.- Rubius asintió limpiando su rostro tratando de mostrarse lo más presentable posible para seguir andando por el pueblo.

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𝙍𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤𝙨 𝙫𝙖𝙘𝙞𝙤𝙨 // 𝐊𝐚𝐫𝐦𝐚𝐥𝐚𝐧𝐝Место, где живут истории. Откройте их для себя