Seven.

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Luzu pensó que sería raro no asociar al Reino del Hielo con aquel sujeto intimidante que era su antíguo rey, pero... se las arreglarían.

—Es la primera vez que toda la realeza esta constituida de jóvenes; Es decir... Normalmente no hay tantos.

Quackity miró a los demás. Tenia razón, todos se veían jóvenes y era un echo que él era el menor de todos, cosa que lo hacia sentir miedo y nervios.

Se sobresaltó al escuchar a Illojuan gritar enfurecido a un funcionario del reino de la Tierra mientras Alexby temblaba detras de este. Acto seguido, escuchó al guardaespaldas regañar al pelinegro y tratando de razonar con él.

Por la reacción de los demás, pudo darse cuenta que era algo de todos los días, iba a acostumbrarse a eso.

Luzu solto una risita nerviosa.

-Y creo que entiendes... que es algo inestable que todos seamos jovenes. Pero esta bien... creo que le damos un aire fresco a la burocracia.

Musitó, bostezando ligeramente, volviendo a ver a Quackity, quien asintió a lo que decía, después de todo, había razón en sus palabras.

—Nunca he ido al reino del Hielo... no estoy permitido ahí. Dime, ¿Es bueno para vivir? ¿Qué animales hay allá? ¿Es cierto que hay rayos en el cielo de colores llamados auroras?

El saber que el príncipe de fuego no estaba permitido en su reino le dio algo de tristeza, ya que él estaba en las mismas.

Tampoco podía acercarse al reino de fuego sin sentir derretirse.

Pensó unos segundos para responder a todas sus preguntas.

—Verás... Es bueno para vivir si te gusta el frío, está de puta madre. Lo malo es que no puedes poner plantas porque cae mucha nieve y pueden quemarse.

Suspiró, con lo mucho que le encantan.

—De animales puedes ver a cisnes en los lagos, hay muchos renos, alces, búhos de las nieves, alpacas, pingüinos, osos polares y si; hay auroras boreales que se ven siempre en la noche.

Finalizó, Luzu prestaba atención a lo que el chico le decía, suspirando de pura ilusión al escuchar las cosas de las que se perdía por ser un ser de fuego y destrucción.

Pensar en tantos animales y cosas bonitas que no podía ver con sus propios ojos... que no podía ver por mas que quisiera ir. Soltó un lamento por lo bajo y puso una cara entre sorpresa y luego tristeza al escuchar lo de las auroras boreales.

—Que precioso... algun dia me gustaria verlo con mis propios ojos.

Agregó melancólico y regresó su mirada a Quackity.

—Me gustaría que algún día pudieras ir, Lusu...

Mencionó cabizbaja Quackity, pues sabía que era prácticamente imposible, así como su ilución de visitar el reino de fuego también lo era.

Su padre le dijo una vez que no podría pisarlo sin deterrirse en el intento, así que mejor ninguno de su familia se arriesgó.

Algunos acompañantes comenzaban a abandonar el lugar, por lo que Luzu se levantó de su asiento.

—Hey... fue agradable conocerte. En serio. Eres una gran adición a la realeza.

Dijo estirando la mano para que la estrechara.

Quackity ladeó la cabeza sonriente.

—También fue agradable conocerte, gracias por quedarte conmigo un rato, ¿Sabes? Todo el tiempo nervioso, pero tu compañía hizo que me sintiera tranquilo.

Y entrelazó su mano con la del príncipe de fuego.

Grave error.

Ya que al entrelazarla, Luzu sintió la mano del joven príncipe demasiado helada que al ver la suya, pudo notar una mancha azul, simplemente soltó un quejido.

Quackity por su parte, sintió una gran quemazón apoderarse de su mano, encontrándose con una mancha roja en su piel, suspiró, pues dolía.

—“Lo siento."

Ambos dijeron al unísono pero comenzaron a reír, sumando poca importancia al asunto.

Aunque algo inquieto por no poder despedirse como deseaba, Luzu tomó una de las piedras decorativas de la mesa para tocarla con suavidad.

—Quackity, una cosa más. A pesar de todo lo que te dije de los demás, confíes en nadie.

Se despidió entregandosela, tibia y se alejó de su nuevo amigo con una buena sensación en el cuerpo.

Habia hecho una buena acción, a alguien del hielo... ¡Y no le había destruido como solían decirle que haría si se acercaba a los elementos inflamables!

Sonrió ilusionado, regresando a su asiento dándose cuenta que Auron ya no estaba, a lo que decidió hablar con sus guardias para poder ir a su palacio una vez mas, y poder descansar por fin.

Por otro lado Quackity seguía extrañado por sus palabras, pero sostenía en sus manos la piedra que le había sido dada minutos atrás;  mirándola como algo sagrado, aún sentía su tacto, tibio y cálido, la llevaría consigo siempre para recordarlo.

—Adiós... Chulito.

Mencionó en un susurró al verlo retirarse del lugar.

Quiso hacer lo mismo, ya nada quedaba por hacer, así que buscó a su madre y le preguntó si podían irse ya, a lo que ella dijo que si.

En todo el camino pensó en aquel castaño, fue el único con el que mantuvo una conversación larga en la noche. Esperó volver a verlo aunque sea una vez mas, pues sentía una comodidad al estar cerca suyo.

El Príncipe De Fuego Y El Príncipe De Hielo. [Luckity M-Preg]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن