[ 7 ] take my hand

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Las pesadillas no eran desconocidas para mí, en realidad eran tan normales que parecían ser viejos amigos que una vez juramos no volver a vernos, pero una vez más el voto se rompía y aquí estaban una vez más demostrándome que jamás podría deshacer...

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Las pesadillas no eran desconocidas para mí, en realidad eran tan normales que parecían ser viejos amigos que una vez juramos no volver a vernos, pero una vez más el voto se rompía y aquí estaban una vez más demostrándome que jamás podría deshacerme de ellos.
Pero está pareció haber sido la peor de todas, lo único que podía ver era el rostro de Fred desvanecerse en la oscuridad dejando un rastro de sangre en su lugar, eso me hizo despertar completamente agitada.

Eran las 2:30 de la mañana, sabía que Charlie no escucharía mis gritos desesperados al otro lado del condado, honestamente esperaba que pudiera dormir, aunque sea un poco en la estación de policías, era lo menos que necesitaba por ahora. Instintivamente mi mano se movió hacía el teléfono en mi buro junto a la cama, la luz me cegó por un momento y de un momento a otro ya tenía el teléfono contra mi oreja escuchándolo timbrar.

—¿Bella? — llamó Fred del otro lado con voz somnolienta y ronca, escucharlo me quitó un gran peso de encima. — ¿Estás bien?

— Yo-uhm. Si, si de maravilla sólo-lo lamento. Vuelve a dormir — dije rápidamente quitando el cabello de mi rostro antes de colgar, Fred estaba bien, y yo estaba actuando como una idiota.

Di un par de vueltas en la cama una vez que deje el teléfono nuevamente en el buro, frote mis ojos acostumbrados a la oscuridad y mire el techo, intentando pensar en otra cosa que no fuera aquel horrible sueño.
Entonces la puerta de mi habitación fue golpeada un par de veces, llamando mi atención, me incorporé rápidamente, si se tratara de un vampiro estaba segura que no tocaría la puerta.

— Adelante...— hablé armándome de valor, la perilla giro una vez y una figura muy grande entró, la luz se encendió y mis ojos se cerraron instantáneamente.

— Lamento eso. Iba a aparecerme en tu habitación directamente, pero decidí ir a..¿Estas bien?

Era Fred, su mirada se ablando al verme acurrucada en un extremo de la cama, en su mano tenía una taza roja de abajo, y me miraba detalladamente.

— ¿Qué haces aquí? — pregunté.

— Tú me despertaste a las dos y media de la mañana. Colgaste, supuse que no estabas del todo bien así que aquí estoy — dijo el cerrando la puerta detrás de él. — Tú llamas, yo vengo. Así de fácil soy, bonita.

Sonreí asintiendo, invitándolo a acercarse, él me tendió la taza de té caliente y yo la acuné entre mis manos para calentarlas.

— ¿Pesadillas? — preguntó él. — También las tengo, a veces...

— ¿De qué tratan las tuyas? — pregunté dándole un sorbo al té, estaba delicioso.

— La guerra... — respondió el apoyándose en las almohadas contra la cabecera.

— ¿Estuviste en la guerra? — pregunté desconcertada. No había habido ninguna guerra como tal en Londres o Europa en esos tiempos.

— La segunda guerra mágica. Hubo un tiempo no muy lejano donde un mago tenebroso tomó el poder del mundo mágico. Entonces hubo una guerra, mi hermano Percy murió en esa guerra...— murmuró el con tristeza y una vaga sonrisa llena de melancolía. — Él salvó mi vida.

𝐑𝐄𝐏𝐀𝐑𝐎 ━━━ ❝ F. Weasley ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora