Capitulo 3

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26 de febrero de 2019

— Confieso que estoy muy
sorprendida con su presencia, tiene
un buen tiempo que no aparece
por aquí Sra. Petropulos — La doctora Daniela parecía sorprendida, pero sonrió suavemente hacia la latina frente a ella.

— Para con eso Dani, nos conocimos hace años, llámame sólo Enid. — La Dra. Asintió.

— Siéntate por favor. — Un poco
nerviosa, la maestra se sentó en el
sillón de frente a la doctora.

Era una tarde de lunes como
cualquier otro. Pero no para Enid.
Normalmente después de todas
las clases que daba en el colegio
iría a casa, haría su té de todas las
tardes y sacaría una buena siesta,
despertaría más tarde para tomar
un baño y arreglarse para dar clases en la facultad en que trabajaba por la noche. Era así su vida monótona. Ni al menos veía a su marido en casa, el mismo se quedaba todo el día dentro de la oficina o en la empresa, y sólo volvía de noche.

— Pareces nerviosa, ¿me quieres
decir lo que pasó?— Enid asintió
cuando la doctora tomó sus
anteojos, una pluma y un bloc de
notas. La rubia suspiró antes de
decir.

— Yo... lo que quería era algunos
consejos, sabes, conversar contigo..
— Daniela frunció el ceño, luego dándose cuenta de las intenciones
de Enid.

— Oh... Claro, una conversación
como viejas amigas ¿correcto? — La
castaña sonrió, sentándose.

Enid no sabría que decir cuando
exactamente ella y Daniela
comenzaron una amistad en la
universidad. Dani se había formado en psicología, convirtiéndose en una excelente psicóloga años
después, y Enid algunas veces se
refería a ella sobre su relación un
poco conturbada con los padres.
Acontece que antes de casarse,
su madre se comportaba de una
manera desagradable, y siempre
intentando influenciar en su vida.
Emilia odiaba el hecho de que
Enid no siguiera sus pasos como
abogada, odiaba más aún el hecho
de que la rubia había elegido
convertirse en profesora. Ella tiene hoy 54 años.

Emilia simplemente amnaba a
Ajax, para ella aquel hombre
era la única opción correcta que
Enid había hecho en la vida.
Y la rubia odiaba la forma
en que su madre desvalorizaba
su trabajo y las cosas que ella
misma había conseguido con
su sudor. 3 años después de su
matrimonio, su padre se enfermó.
Enid lo cuidó en el período de la
enfermedad (aproximadamente
2 años) prestando ayuda diaria
incansalblemente, durmiendo
con él en hospitales, UTIS, de día
y de noche, cambiando sondas,
turnándose con enfermeros en casa. Incluso en esa época, su matrimonio no había tenido tanto problema como ahora. Y ese pensamiento rasgaba a Enid por dentro.

Ella siempre cuidó a sus padres como su propia vida, y tenía una
hermana menor que jamás había
hecho algo parecido. La carga física,
de trabajo, y emocional, siempre
fue despejada sobre ella. Fue ahí
donde Enid necesitó a Daniela.
Ella nunca le cobró una consulta.
Pero la rubia obviamente no
lo aceptaba de ninguna manera.
Las consultas eran semanalmente,
ya que la rubia apenas tenía
tiempo para respirar, su padre sólo
empeoraba del cáncer de próstata y
ella se quedaba más y más cansada
física y emocionalmente. Amaba
a su padre, aunque él siempre
fuera manipulado por las ideas de
Emilia. Su padre no murió, pero
luego de la recuperación vino la
depresión del hombre. Después de
la cirugía para tratar el cáncer, tuvo
más problemas de incontinencia y
función sexual de lo que esperaba.

— Estoy escuchando. — Daniela dijo, Enid suspiró profundamente,
estaba con mucho miedo de donde
esa conversación terminaría.

— Es mi marido.. No, nos estamos
entendiendo, él está lejos... — Daniela entrelazó los dedos, apoyando las manos en la mesa.

MI ALUMNA....MI AMANTE (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora