parte única

105 12 1
                                    

Sus dedos se movían con tal elegancia sobre las piezas blancas y negras del piano, dejando en el ambiente una melodía que no ha podido sacar de su cabeza desde que se la escuchó a su esposo tararear

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sus dedos se movían con tal elegancia sobre las piezas blancas y negras del piano, dejando en el ambiente una melodía que no ha podido sacar de su cabeza desde que se la escuchó a su esposo tararear.

El aroma en el lugar lo envolvía en su pequeña realidad. Té de canela con un poco de leche, su bebida favorita.

Sus ojos cerrados, su cabeza moviéndose ligeramente hacia los lados, mientras que de su boca salía el tarareo de la melodía.

Eso para él era tranquilidad y disfrute, que, aunque sea llamado un prodigio en el piano, para Johnny, era la forma en cómo transmitía lo que él creía que veía. Su forma, su ser.

Esa era una de las noches más frías del invierno, pero aun así su mente estaba concentrada en la música que escuchaban sus oídos y el recuerdo de la voz de su amado esposo, como para ponerle atención a la ventana que aún seguía abierta a su espalda.

Y llegó un momento en el que terminó el sonido del piano. Suspiró por un segundo, antes de tomar su taza de té y darle dos pequeños sorbos. Y, de nuevo, retomó su postura con sus manos sobre las piezas blancas y negras.

Comenzó a tocar la canción que le recordaba cuando conoció a su amado.

Fue a finales del 2009, cuando Johnny estaba presentándose por primera vez ante un público para que se asombraran por su maravilloso talento nato. La pieza que tocó fue compuesta por él mismo, llevando por nombre: last dance.

En ese entonces, a sus 21 años, nunca se le hubiera pasado por la cabeza que esa misma noche se le abrirían grandes puertas para demostrar su talento. Pero, algo que tampoco imaginaba, era conocer a semejante niñato torpe y adorable.

El cómo se conocieron era una de sus historias favoritas, iniciando con la mejor noche de su vida, donde pudo dejar de lado ese miedo irracional y demostrar lo que realmente valía, para al final de la noche, tropezarse con aquel chiquillo tras bastidores.

—Lo siento, no lo vi —escuchó por primera vez esa voz nerviosa y suave.

—Podría decir lo mismo —soltó una pequeña risa, al escuchar el jadeo sorprendido de aquel desconocido.

Tal vez no puedo ver su reacción, pero pudo escuchar perfectamente cómo trataba de decir algo con su voz temblorosa. Aunque seguía preguntándose qué fue lo que lo hizo poner tan nervioso. Hum, podría haber sido que se haya percatado de su bastón blanco*, o puede ser que se haya asombrado con su belleza, porque Johnny sabía que era muy guapo.

Pero lo que no entendió, fue el hecho que cuando quiso decir alguna palabra, de pronto se sintió solo. ¿De verdad ese chiquillo lo había abandonado? Aquello le hizo entristecer un poco, pues ni siquiera pudo saber su nombre.

Aunque, para su sorpresa, o quizá suerte, volvió a escuchar esa voz nerviosa y suave. Cuando estaba firmando el contrato con el ceo, de la que, en ese entonces, sería su primera agencia; fueron cinco semanas después de su presentación, estaba en la oficina de jieel entertainment, cuando de pronto, se escuchó como entraba alguien por la puerta de manera precipitada.

Baúl de recuerdos | johnmarkWhere stories live. Discover now