La Reunión (Parte 2)

1K 93 30
                                    

Aunque había sido solo hace unos minutos, las risas, el sabor de la comida, el calor de su niña durmiendo en sus brazos. Todo se sentía tan lejano en el momento en el que su cuerpo cayó sobre la cama y las sabanas la envolvían hasta los hombros. Aquella habitación, que había sido construida para asemejarse lo más posible al castillo donde había vivido toda su vida, ahora era compartida con otra persona, el amor de su vida, el hombre de sus sueños y que la salvo de una horrible pesadilla. A un hombre tan bueno, que la había aceptado a pesar de todo, que no la juzgo por su apariencia ni por su pasado a la hora de entrelazar sus vidas de un largo viaje, un viaje de entendimiento, un viaje de sentimientos, un viaje de amor. ¿Cómo podría ocultarle algo a un hombre tan bueno?

Ella quería acercarse a él, junto a ella, ahí yacía su marido durmiendo tranquilamente a su lado, ignorante de las preocupaciones de su esposa. Sería tan fácil para Alcina levantar la mano y tocar su hombro, sacudirlo ligeramente. Esta situación se había repetido cada noche por una semana, Alcina reflexionaba, tomaba valor, se acercaba, y en el último momento, retrocedía para cerrar los ojos y obligarse a dormir.

"Lo haré mañana, será más fácil".

Fueron los últimos pensamientos de Alcina antes de caer dormida mientras palmaba su vientre delicadamente.

Cuando el lenguaje corporal de Alcina finalmente mostraban que se había dormido, Ethan pudo dar un suspiro de decepción.

"¿Qué es lo que te tiene así Alcina? ¿Por qué no me lo dices?"

Luego de estar al borde de la muerte varias veces y aparentemente cayendo a ese abismo una vez, Ethan había entrenado tanto su cuerpo como su mente, ya sea por un sentimiento de paranoia al pensar que ese mundo lleno de criaturas del infierno lo volvería a encontrar o la simple sensación de querer compensar lo indefenso y vulnerable que se sintió en la casa de los Baker. Ethan no era alguien normal, incluso antes de llegar a aquel castillo que cambiaría su vida una vez más, Ethan era consciente de sus nuevas habilidades adquiridas con tanto esmero. Se sentía más rápido, más fuerte, más inteligente, más perspicaz.

Es por eso que la imagen de su mujer reflejada en el espejo junto al velador de la cama no había pasado desapercibida para él. Alcina sentada y con mano extendida casi tocando su hombro, con esa expresión en su rostro, ocultaba un gran secreto era seguro. Ethan había notado este raro comportamiento hace ya tres días, y cada vez sentía más el impulso de levantarse y encararla, preguntarle que sucede, abrazarla, darle consuelo, algo. Pero había estado con Alcina el tiempo suficiente para saber lo obstinada que era a veces, ella no tenía molestias en compartir sus problemas con los demás, en ese sentido era bastante madura. Pero cuando sus "problemas" dejaban de afectarle solo a ella, las cosas cambiaban. Si el intentaba presionarla ahora, no solo no tendría respuestas, sino que Alcina trataría de convencerse así misma que no había nada de qué preocuparse y eso podría causarle más dolor en el futuro.

"¿Qué tan malo debe ser esto? ¿Habrá pasado algo en el pueblo?"

Ethan tenía que hacer algo rápido, no quería pasar la navidad con ese sentimiento en su pecho. Si él era la persona con la que Alcina principalmente se negaba a hablar, talvez alguien más podría hacerla soltar la verdad, no toda, pero la suficiente información como para formular sus propias respuestas.

Finalmente, el cansancio empezaba a apoderase de el por completo, Ethan decidió seguir con su plan mañana temprano y procedió a quedarse dormido, no sin antes tocar la espalda de Alcina, acariciándola suavemente, prometiendo hacer todo lo posible por ayudarla.

Bela Dimitrescu, a pesar de no tener un rango de edad por encima del de sus hermanas, tanto ellas como su madre siempre la trataron como la segunda figura con más autoridad en el castillo. En el pasado compartió un gusto enorme por la sangre humanada, un gusto que muchas veces la llevaba al borde del sadismo con sus "donantes" y hacia que fuera difícil diferenciarla de sus hermanas. El método que se había utilizado para traer a esas niñas de vuelta a la vida con el tiempo trajo una interrogante a la cabeza de Alcina. En el pasado cada una había actuado por y para el placer que les generaba el derramamiento de sangre, las tres juntas siempre riendo al unísono, compartiendo su apreciación sobre el alimento, con las caras y manos cubiertas de este. Pero con los años esos momentos fueron dejados atrás, algunas veces ya no se reían y simplemente comían, a pesar de que aun compartían gusto por la sangre humana, finalmente el haber estado en el mismo lugar por años las había empezado a afectar. Talvez a la que más le paso esto fue a Bela quien había adquirido un carácter más refinado y calmado, buscando en los libros del castillo, desconectar con su realidad, en un inicio esto era un intento de imitar a la única persona que no se veía perturbada con el pasar de los años, su madre. Pero sin darse cuenta, con el tiempo esto se había vuelto su auténtica naturaleza. Una persona que siempre pensaba con la cabeza fría, que tenía en cuenta los riesgos y trataba de encontrar una solución, una persona curiosa y amable. En este intento por averiguar que le ocurría a su esposa, Bela Dimitrescu era una gran aliada para Ethan.

No Dan Tanto MiedoWhere stories live. Discover now