Realmente no tenía sentido mi vida, me siento vacío. Siento que alguien ha arrancado de mi pecho mi corazón. Suspiro.
Veía a la gente pasar todas felices, sin preocupación alguna, sin miedo.
Yo estaba con miedo.
Mis suspiros y mis sollozos no dejaban de salir, por más que intentaba detenerlos, más salían.
¡Que cansado!
Iba y venía al parque donde lo conocí, y me sentaba en el mismo columpio de siempre, y ahí estaba el asiento sin moverse y completamente frío, tal como su piel.
Miraba mis muñecas completamente lisas y blancas. Pensaba en unos cortes en mi piel. Tal vez eso sanaria mi dolor.
Una luz apareció y un viento cálido golpeó mi espalda, mire hacia atrás y ahí lo vi.
Aquel Ángel, que tenía un aspecto familiar, su sonrisa era perfecta y su cabello castaño se veía mucho más hermoso. Y el se sentó a un lado mío sin dejar de sonreirme, yo le sonreí.
-Cariño-tomó mis manos y las beso y el frío que invadía mis manos se desvaneció y fue reemplazado por un sentimiento cálido- Déjame quitarte esas lágrimas y esos melancólicos suspiros, yo te recompensare con besitos y abrazos para que te sientas bien, ¿Okay?
-okay...gracias- me deje abrazar por aquel ángel y vi que todo empezó a recobrar color. Y por fin lo vi todo. El ángel se enamoró de mi, y yo me enamoré de el, era como si estuviéramos destinados a estar juntos
El siempre me daba hermosos regalos, ositos, leoncitos, dulces, chocolates, más ositos...
Los osos eran sus favoritos.
Mi oso.
El ángel siempre estaba a un lado mío haciéndome reír y amaba todo de el. Aunque trató de recordar su mirada pero no puedo. Quiero recordarlo pero no puedo.
Siento más lágrimas salir de mis ojos, y sus delicadas y grandes manos toman mi cara y hacen que lo vea, me sonrojo no me gusta que nadie me vea llorar pero enfrente de el, no podía hacer nada, sólo sentir como sus labios besaban mis mejillas para limpiar mis lágrimas. Y simplemente me abrazaba.
Sucedió un día después de pasear por el parque lo bese en los labios y todo vino a mi.
Me vi a mi mismo sentado en la cama de un hospital, sonriendo al chico de ojos chocolatosos y con ojos rojos.
Otra escena, era desastroza.
Mi novio había dormido para siempre y su piel fría se torno, besando su mano y acurrucandome s un lado de su cuerpo, sollozando y abrazandolo para brindarle calor.
Pero ya se había ido para siempre.
Sujetaba su peluche de un oso mientras estaba sentado en la cama del hospital con ropa negra y unas grandes ojeras.
Sentí unos brazos abrazando mi cuerpo protectoramente.
-Mi vida, lamentó irme sin ti. Perdí la batalla se que me odias y lo sé tienes razón para odiar mi persona, sólo prometeme algo- levanto mirada para conectarla con la suya y besarme la nariz.
-Dan...me siento sólo sin mí osito, no quiero dejarte ir- lo abrace y lloré en su pecho, mientras olía su aroma.
Todo vino rápido.
Los columpios.
Las risas.
Los juegos.
Nuestra cita.
Nuestro primer beso.
Nuestra primera vez.
Conocer a nuestros padres.
Tu enfermedad.
Tu muerte.
Mi depresión.
Tu mi querido ángel.
-Promete que ya no más lágrimas okay... me pongo triste allá arriba cuando lloras, no me gusta que llores. Me haces sentir como alguien que cometió el peor crimen de todos lo prometes- me hizo verlo una vez más y asenti
-lo haré amor, jamás te olvidaré amor mío, sólo esperame allá okay y ¿Volveremos a los columpios?
-claro amor
Me besó en los labios y lo abrace. Desperté en mi cama, y está vez ya no sentía tanto frío, mire hacia la ventana y está vez estaba soleado, por primera vez me sentí bien. Seque los restos de mis lágrimas y sonreí con alegría. Mi querido Dan seguía conmigo, lo sabía.
Mi osito aún me protege.
