I can take you from this God forsaken place

114 7 0
                                    

Nunca pensé volver a Wyoming, desde que me fui siempre dije que no volvería a ese maldito lugar abandonado de dios, mi hermano esperó a que yo me decidiera para abandonar este lugar, ninguno de los dos quería seguir en este lugar y ninguno quería volver, pero era necesario.

La nieve cubría todo el lugar, habíamos preparado el auto para eso, por lo que las ruedas ya tenían cadenas.

Volví a acomodar mi bufanda y mi gorro antes de salir, Cory imita mi actuar y se pone un par de guantes. Bajamos del auto y nos acercamos al portillo de la casa, juguetee un poco con las llaves antes de atreverme a abrir la casa.

Todo estaba cubierto con una gran capa de polvo.

—Está igual que la última vez —dije, mi hermano asintió y entro con su linterna

—¿Por qué no habría de estarlo?

—Ocupas... 

—Nadie en su sano juicio vendría aquí, mucho menos con la gran cantidad de desapariciones que hay cada año —responde él buscando algo entre los muebles

—Es verdad —Cory me pasa unas velas y las encendemos con unos fósforos —. Quizás sea un buen momento para llevarnos algún que otro recuerdo.

—Primero los libros, Leesh

Cory es el primero en ir, sube al ático para luego ayudarme a subir a mí, empezamos a ver los distintos estantes de libros sin saber por dónde empezar

—¿Recuerdas cómo era el libro de la abuela?

—Aunque lo recordara, dudo mucho que eso nos fuese de ayuda, todos los lomos son muy similares, tendremos que dar una hojeada rápida a todos o directamente llevarnos todos los libros y con tiempo los vamos leyendo en Forks. —propuse

—Sí, creo que al final lo mejor será llevarnos todo.

Fuimos llevando los libros al vehículo hasta que encontré un libro que no parecía estar del todo cerrado, como si tuviera algo por entremedio de las páginas. Lo revisé con cuidado temiendo que fuese una araña, pero no, eran varias bolsitas con semillas, cada paquete en una hoja diferente, eso me daba a entender que aquellas semillas pertenecían a aquella planta ¿seguirán funcionando después de tantos años? Dejé ese libro en el asiento del copiloto para irlo leyendo durante el camino de regreso.

Una vez terminamos de guardar todos libros quedó el ático completamente vacío. Bajé y fui a la que era mi habitación, lo único que llamaba mi atención, o, mejor dicho, lo único que me importaba, era el álbum de fotos, siempre me había arrepentido de no habérmelo llevado cuando dejé la casa. Luego, me encontré con Cory fuera de la habitación de nuestros padres, desde su muerte no habíamos entrado en aquella habitación y no sabía si estaba lista para entrar ahí.

Cory fue el primero en moverse y abrir la puerta. Todo completamente lleno de polvo y había varias telas de araña por los rincones, él empezó a revisar los muebles mientras que yo revisaba el armario.

Me quedé mirando un abrigo que era de mamá, amaba ese abrigo, lo tomaba sin su permiso, me lo ponía junto a sus tacones y una corbata de papá, me quedaba todo gigante, pero amaba usar ropa de ellos, Cory siempre me tomaba fotos ya que, según él, me veía muy tierna y graciosa.

Al llegar de vuelta a Forks pasamos al vivero y compramos varias cosas para poder plantar y unas cuantas plantas extra.

Una vez en casa empezamos a plantar todas las plantas del libro en diferentes macetas y las fuimos etiquetando.

Somos cazadores.

En nuestros tiempos libres empezamos a estudiar los libros que nos habíamos traído. Como sabíamos de la presencia de Victoria, Cory empezó a fabricar balas especiales, además de otro tipo de armas.

—Cory, Aleesha, pasen, pasen —dijo Harry dejándonos entrar a su casa

—Ya sabemos sobre su pequeño problema peludo —dijo Cory con mucho tacto

—¿Pequeño problema peludo?

—Que sabemos del mundo sobrenatural, sabemos de ustedes y los Cullen, también que hay una loca rondando queriendo matar gente —aclaré —. Seré directa, acabamos de enterarnos de lo que somos, somos cazadores, no hemos venido a cazarlos, sabemos que ustedes están para ayudar a la gente, queremos ofrecer ayuda mutua, me parece que es lo mejor en esta situación, podemos debilitar a la fría para que ustedes finiquiten el trabajo.

—Me parece bien y estoy seguro de que los demás también estarán de acuerdo, pero no podemos hablar mucho de eso aquí, está mi familia y no saben del tema —dijo en un susurro —. ¡tenemos visita!

Una mujer aparece y junto a ella dos personas más, un chico que no parecía tener más de 15 años y una chica que parecía ser un par de años menor que yo

—Ella es Sue, mi mujer, Leah, mi hija mayor y él es Seth, mi hijo menor —Los presenta uno a uno —. Ella es la teniente Aleesha Banner y él es su hermano Cory Banner.

—Es un gusto —dice mi hermano con una sonrisa —. Harry nos dijo que la reserva tenía buenos lugares para pescar y para hacer clavados.

—¡Sí! es genial, pero a mí no me dejan ir a hacer clavados, dicen que es muy alto para mi —responde el menor.

—Quizás tengan razón, hemos estado recorriendo un poco y sí que se ve bastante alto.

Empezamos a participar en las reuniones que hacían, aquellas fogatas donde contaban historias de la tribu, también cada vez que había vampiros ayudábamos a darles caza, lo bueno de que mi hermano y yo fuéramos policías era que teníamos acceso a todo tipo de información, por lo que nos era más fácil investigar algo relacionado al mundo paranormal.

Estábamos todos comiendo en casa de Charlie hablando de cuando podríamos de pesca cuando llega Bella diciendo que vio lo que asechaba en el bosque, que no eran osos sino lobos

—¿Lobos? ¿Estás segura? —pregunté —. Con Cory hemos recorrido todo el lugar y no hemos visto ninguno, pero si hemos visto varios osos

—Estoy segura, los he visto —insiste

—Pues si hay lobos creo que lo mejor será ir a darles caza —dice mi hermano —, Harry tu conoces al revés y al derecho la zona, yo soy un cazador nato, entre los dos podremos con ellos

—¿Y nosotros que? —pregunta Charlie

—Leesh tiene mucho trabajo 

—Yo quiero ir, no pienso dejarles todo a ustedes —insiste Charlie, mi hermano y Harry se miraron 

—Bien, solo espero que no te orines en tus pantalones —bromea Harry

—Bien, ya que los hombres han hecho sus planes, iré a seguir con mi trabajo.

Llevaba varios días trabajando en un caso de contrabando, estaba complicado, cuando por fin lograba tener un hilo del cual tirar la pista desaparecía por completo.

Cuando Charlie, Harry y Cory fueron a darle caza a los lobos, yo me quedé en la oficina haciendo mi trabajo cuando me llegó la llamada, un chivatazo de donde estaban ubicados aquellos hijos de puta que llevaba buscando desde hacía varios días. 

Íbamos a ir dos patrullas al lugar en lo que llegaban Charlie y Cory, que se les había dado aviso del lugar. Era a las afueras de Forks, había varias casas rodantes bien escondidas, bajé del vehículo con mi arma preparada, estaba todo muy calmado, demasiado calmado.

Me acerqué con cuidado a las casas rodantes y cuando iba a abrir la puerta de una, esta se abre de golpe dejando ver a un tipo con una escopeta el cual dispara.

Siento el impacto en mi pecho para luego caer al duro suelo, luego otro disparo me vuelve a dar, temblorosa tomo mi pistola y le disparo al tipo que había empezado a correr, este cae al suelo, empiezo a disparar a los demás hasta que me quedé sin balas y sin fuerzas para seguir. El frío se apoderaba de mí, escucho los disparos a lo lejos, ninguno de nosotros posee un chaleco antibalas que proteja ese tipo de balas. Llevábamos semanas con Charlie pidiendo que nos den un mejor tipo de chalecos antibalas, pero siempre decían que el de nivel NIJ IIA era suficiente para un lugar tranquilo como este.

Solo me quedaba cerrar los ojos para esperar mi muerte.


No body, no crime [Carlisle Cullen] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora