Capitulo 4

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Marizza miró a la chica morena que se acercaba a ella. No era posible,

¿Era Pilar?

¿En el barco de un rufian aprovechado y creido?

Negó con la cabeza, no podía creer que fuese Pilar la que la miraba con los ojos llorosos desde la puerta...

-¿Pilar? ¿Eres tú? -Preguntó la pelirroja entrecerrando los ojos para ver mejor entre tanta oscuridad.

La morena se limitó a acercarse a Marizza y desatarla. Cuando Marizza la pudo ver de cerca no le quedaron dudas de que era Pilar Dunnof, la ex-empleada de su tío. La recordaba perfectamente, era una mujer muy linda y con una belleza bastante inusual como para olvidarla, ademas era muy inteligente y aun no teniendo estudios podía debatir cualquier tema que le propusiesen como si los tuviera, si, era una chica excepcional. Marizza nunca supo por qué se marchó, solo recordaba que una mañana despertó y su tío le comunicó que Pilar se había fugado, pero que nadie sabía por qué...

Pilar le desató las muñecas y suspiró.

-Las cuerdas le han dejado marcas, tendré que curarle. -Dijo la chica yendo hacia un pequeño armario que había frente a la cama.

-Ese rubio engreido es un salvaje -Dijo Marizza con enojo, aun no quería sacar conclusiones precipitadas acerca de la presencia de Pilar en ese barco. - ¿Tiene algo para curar heridas?

-No, bueno tienen algo parecido, ron.

-¿Por qué no me sorprenderá? -Dijo Marizza.

Pilar sacó del armario una botella de ron medio vacía y cogió un paño que había sobre la mesa en la que Pablo solía hacer calculos sobre el rumbo y cosas por el estilo. Se acercó a la pelirroja algo cohibida.

¿Sabría Marizza que fue ella quien le facilitó todos los datos a Pablo?

La morena vertió algo del contenido de la botella sobre las heridas haciendo que Marizza gimiese de dolor.

-¡Ah! ¡Te juro que voy a matar a ese rubio! Mira como me dejó las muñecas. -Dijo soplando sobre ellas para apaciguar el escozor.

-A veces es demasiado agresivo, pero es buen tipo.

-¿Buen tipo? ¿De donde sacaste ese lenguaje? No recuerdo que hablaras así.

-Bueno, he estado conviviendo con los hombres de este barco casi cinco años, algo se me tuvo que pegar. -Dijo Pilar sonriendo.

-¿Por qué te fuiste? ¿No estabas bien en mi casa? -Soltó la pelirroja de repente.

Pilar bajó la mirada. ¿Qué le decía?

¿Le contaba lo que su tío le hizo?

No, Marizza era demasiado inocente como para contarle aquello. Aún recordaba aquel día, aún temía volver a ver la cara de Spiritto.

-Claro que estaba bien allí, pero me aburría esa vida, esta es mucho mas excitante. -Sonrió ligeramente.

-¿Eres capaz de vivir en este lugar? Todo apesta a alcohol, a sudor...Y vaya capitán que teneis, ¿se puede ser más estúpido?

-En serio le digo que no es mal hombre señorita Marizza, por lo menos conmigo se comporta ''civilizadamente'', y por lo que les he oido decir a los hombres se porta bien hasta con las prostitutas.

-¿Prostitutas? ¿Se puede saber por qué un hombre vendería a su abuela por pasar la noche con una de esas? -Dijo Marizza indignada.

-Bueno señorita, son hombres y tienen sus necesidades.

• La canción del pirata || Pablizza •Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ