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ALICIA RAEKEN
MUY RARA VEZ pasábamos la víspera de navidad y año nuevo en casa, solíamos salir de viaje o ir con mis tíos y mis abuelos, pero este año era diferente.
Mamá y papá habían invitado a todos a venir, y sorprendentemente, todo aceptaron, bueno, casi todos. Por lo que mamá estaba vuelta loca con la cena, papá trataba de reconfortarla pero se ponía aún peor cuando la trataba de calmar.
—¡Ya te lo dije! ¡Estoy bien! ¡Estoy tranquila!.— Escuchamos el grito de la cocina proveniente de mamá. James y yo compartimos una mirada preocupada y volvimos a ver la televisión.
—James, tu turno.— Dijo papá una vez que llegó a la sala con nosotros, mi hermano no pudo evitar soltar un quejido.
Se levantó del sillón bajo nuestras miradas atentas, llenas de pavor, nos dio una última mirada, inhaló aire y entró a la cocina, viendo como la puerta se cerraba detrás de él.
—Es su muerte.— Papá hizo un sonido de afirmación.— ¿Por qué está tan paranoica? ¿No era más fácil ir a Beacon y quedarnos en casa del abuelo como siempre?
—Tu mamá cree que es tiempo de que ponga la casa.— Me dijo papá soltando un suspiro cansado.— Además, no le gusta dejarle todo el trabajo a Mark y Andy.
Mark y Andy eran mis abuelos maternos, aunque Andy era la esposa del abuelo pues se separó de la mamá de mi mamá, a ella nunca le ha gustado hablar de su verdadera madre, pero es entendible. Lo poco que me ha contado el abuelo de ella me hace querer buscarla y arrancarle la garganta con mis propios colmillos por lastimar tanto a mamá.
—¿Por qué no le habla a mi tíos?.— Pregunté refiriéndome a Stiles y Malia.— Estoy segura que no tendrán problemas.
—Sabes como es tu madre.— Suspiré con fastidio.— Cuando tiene una idea, no hay nadie que le lleve la contraria. Ni siquiera yo.
—Se nota quien manda en la relación.— Me burlé, él me arremedó con diversión haciéndome reír.
—¡Ya entendí!.— Vimos salir a James cubriéndose la cara, al estar completamente fuera de la cocina se recompuso y sacudió la poca comida de su chaqueta.— Creo que hoy no hay favoritismo.
—Ali.— Me dijo mi papá, yo lo miré asustada, él me indicó con la cabeza que vaya. Era mi turno.
—No creo salir viva de ahí.— Me levanté con temor y fui hacia la cocina.— Hola mamá.
