Leila
Me encontraba tranquilamente ordenando papeles en mi escritorio. Últimamente tengo bastantes casos para resolver. Marcus no confía en los demas abogados parece, todo me lo manda a mí.
Mientras me quejaba en mi mente sobre todo lo que debía hacer, Jason entró a mi oficina a preguntar sobre un caso específico. Luego de hablar con mi compañero, decidí pedir un café y mirar un rato las redes. No me gusta estresarme.
De la nada, el teléfono de mi oficina suena. Contesto tranquila.
-Hola, hablo con Leila Aries?.-escucho la voz de una mujer del otro lado de la línea.
-Buenos días. Si, ella habla.-respondí formalmente.
-Bien, cómo está? Le hablo del colegio Excellent College. Quería comunicarle que hubo un problema con su hijo, Louis y otros alumnos en una actividad. Tuvimos que llamar a emergencias médicas ya que tiene un pequeño corte en su frente.-Dijo rápido la mujer. Sentí cómo mí corazón se detuvo y todo comenzaba a dar vueltas.
-Ahora voy.-informé. La mujer se despidió y yo salí disparada de mi oficina hasta la de Marcus.
Luego de informarle, bajamos juntos en el ascensor y corrimos hasta el estacionamiento. Sentía como todo me daba vueltas y no podia escuchar bien lo que Mark me decía. Ojalá mi hijo esté bien.
-Leila. Calmate, respira. -decía el papá de mi hijo cuando estacionamos en el colegio.-Tenes que estar bien para Louis. Dale amor.-dijo abrazándome. Yo contuve las lágrimas y asentí.
-Vamos dale.-dije saliendo rápido del vehículo.
Al llegar a la enfermería vi como Louis era atendido por una enfermera mientras lloraba. Entré corriendo y lo contuve mientras el me abrazaba. Noté que habia otro niño llorando al lado de mi hijo por lo que también lo abracé con mi brazo libre. Él en este caso tenía el brazo lastimado. El niño me abrazó fuerte mientras otra enfermera le curaba su lastimadura.
Me dio mucha ternura cómo apretaba mi espalda cuando algun movimiento le dolía. Estaba solito y mi instinto materno no dudó en darle apoyo a ese niño tanto como a mi hijo. Marcus le daba palabras de apoyo a nuestro hijo mientras él se calmaba de a poco.
Nos explicaron que estaban jugando al fútbol y con la pelota le pegaron a una ventana de vidrio, haciendo que se rompiera en pedazos. Mi corazón dio un vuelco al pensar que mi hijo podría haber salido mas lastimado de lo que estaba. Le agradecí internamente a Dios y a todos los santos.
Luego de un rato terminado el trabajo de las enfermeras. Nos quedamos ahi sentados con los 2 niños tratando de calmarlos.
-SANTI!-escuché que gritaron desde la puerta de la enfermería. Era el mismo hombre con el que intercambiamos miradas en el restaurante. El niño despegó su cabeza de mi pecho y sonrió al ver a su padre.-Estas bien hijo?-preguntó él preocupado. El niño asintió.
Yo decidí levantarme con Louis en brazos y salir hacia el pasillo. Marcus me siguió.
-Sos un campeón. No lloraste casi nada.-dijo Mark tocándole la espalda a nuestro hijo. Louis sonrió.
-Si, sos el héroe de mamá. Sos muy valiente hijo.-dije besándole la frente. Él apretó su agarre en mi cuello.
-Em. Muchas gracias. Por estar con Santi.-dijo aquel hombre saliendo con su hijo en brazos. Su asiento inglés era perfecto. Pero algo me parecia conocido.
